Carta de Miranda

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Ya ha  pasado más de un año. Y, sin embargo, cada vez que cierro los ojos, te veo; cada noche sueño que estoy contigo; cada vez que escucho Innocence, no puedo evitar pensar en ti.

 ¡¿Por qué, Santiago?! ¡¿Por qué tuviste que marcharte?! ¡¿Por qué no dejaste que aquel auto me atropellara a mí?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!

Desearía que estuvieras conmigo; desearía no haber salido de la secundaria aquel día; pero, sobre todo, desearía haber mirado la calle antes de haber cruzado. De haber sido así, entonces no habrías muerto.

A  veces voy a la casa donde vivías, la casa en la que ahora sólo reside tu padre, aunque no por mucho, ya que pronto se mudará. Me deja entrar en tu habitación, y ahí comienzo a ver los dibujos que aún continúan pegados en la pared. Rompo en llanto cuando veo aquel primer dibujo que me mostraste.

¿Sabes? Tu padre me pidió la semana anterior que le ayudara con las cosas de la mudanza… No pude negarme, menos ahora que se encuentra tan devastado como yo. No se atreve a entrar a tu recamara a escudriñar tus cosas, ha decidido donar parte de ellas, y me ofreció quedarme con cualquier cosa que deseara conservar de ti… Así que comencé a buscar en tus cajones y encontré un dibujo de una chica mordiendo una rosa, pero había algo peculiar: la chica era yo.

Una lágrima rodó por mi mejilla. Doblé el dibujo y lo metí en la bolsa de mi pantalón, después continué buscando entre tus cosas y me llevé una camisa tuya, aquella camisa que llevabas puesta el día que te conocí, además de la carpeta donde tenías miles de dibujos que no eran tan buenos para estar en tu pared. Aunque yo creo que son grandiosos.

Hoy en día tus dibujos adornan las paredes de mi habitación.

Todas las noches lloro abrazando tu camisa hasta quedarme dormida, todos los días como apenas lo suficiente para sobrevivir, todas las tardes leo la carta que me diste… Me duele tu ausencia, de hecho, me destroza el corazón, y me hace querer morir.

El suicidio me ha pasado muchas veces por la cabeza, mas, la única razón por la que no lo hago, es porque estoy segura de que tú nunca habrías querido que yo hiciera algo así. Tú habrías querido que siguiera con mi vida, que conociera a alguien más, e incluso que formara una familia.

Tú habrías querido que fuera feliz… Aunque no estoy segura de poder serlo sin ti…

Quiero que sepas que te amo, y que jamás podré olvidarte.

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Perdón por tardarme. Debí publicar esto el miercoles pero no pude :c Sin embargo ya está aquí :D Que disfruten esta última parte.

El Tímido Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora