Capítulo 2

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  • Dedicado a Jael Areli Lambert Biersack
                                    

Pasaron cinco largas horas más en la secundaría, tiempo en el que Miranda y Santiago continuaron conociéndose, y los dos se agradaban, era como si fueran hermanos separados al nacer, y apenas se habían conocido.

Al llegar Miranda a su casa avisó a su mamá que ya había llegado, y luego se recostó en su cama y puso algo de música mientras pensaba en cómo se sentía Santiago. No podía decir que lo entendía porque afortunadamente ella aún tenía a sus dos padres, pero se imaginaba todo lo que él sentía al sentirse completamente solo. Sus dibujos tal vez eran una manera de sacar su tristeza de alguna manera además del llanto, y debía ser aun más difícil para él tener que fingir todo el tiempo que era feliz cuando por dentro no lo era.

Lo único que mata de una manera tan cruel es estar triste y no poder contárselo a nadie, pero ahora ella estaría ahí con él, para que pudiera confiar en alguien, y para apoyarlo en lo que pudiera.

Ya que Santiago estaba solo en su casa casi todo el tiempo, debía prepararse lo que comía él mismo, no era muy fácil hacerlo pero el internet le era de gran ayuda, así podía hacer varias cosas y no hacer solamente cereal con leche arriesgándose a que se le quemara por no saber la receta. Lo único que le gustaba de estar solo era que así nadie lo interrumpía cuando dibujaba, y estando en su casa lo hacía a toda hora, de ahí en adelante lo odiaba. No podía contarle a nadie lo que le sucedía en la escuela o de algo parecido, eso no era nada agradable.

Pero su tristeza se iba en sus dibujos, eso lo mantenía a salvo del llanto que tanto odiaba. No le gustaba dar alguna señal de que estaba triste en lo absoluto, era rara la vez que lo hacía, como en esa mañana cuando estaba con Miranda, la que era su primera amiga, y ella le transmitía mucha confianza. Aunque apenas la conociera sabía que las cosas que le dijera serían sólo entre ellos dos.

Luego de terminar de comer, Santiago salió al patio con sus audífonos puestos, y trató de dibujar lo que veía a su alrededor. Tomó su lápiz y en una hoja blanca comenzó a hacer los primeros trazados para su dibujo, que después de tener los trazos necesarios lo complemento con un coloreo lineal, sombras, y algunos difumines. Ese dibujo, aunque no se pareciera en nada a los otros, le gustaba por ser un dibujo del único lugar en el que se sentía tranquilo, en el que podía olvidarse del hecho de estar solo todo el tiempo.

Ya que había dibujado lo que podía ver de su patio, que en su mayoría eran plantas, tomó otra hoja y empezó a dibujar una rosa tirada en el piso, como si alguien la hubiera dejado caer después de ver algo que lo lastimó. Era una rosa con muchas espinas, y para darle un toque de diferencia a todos sus dibujos tomó un color rojo e iluminó un poco los pétalos de la rosa, y por último escribió una pequeña frase que decía: "Es horrible amar a una persona y no poder tenerla". Por alguna razón se le vino esa frase a la mente, no tenía idea de por qué, pero le gustó, iba perfecto con el dibujo, o al menos para él.

Mucho tiempo después, un trueno le hizo saber a Santiago que estaba a punto de llover, por lo que tuvo que levantarse y  entrar a su casa, o si no los dibujos que había hecho hasta ese momento se mojarían y se arruinarían. Algo que definitivamente no quería. Se esforzaba mucho en cada dibujo como para que un poco de agua le cayera encima y lo arruinara. Mataría si eso sucediera. Así que tomó todo y entró a su habitación, donde encendió su laptop y buscó algunas imágenes de dibujos tristes para compararlos con los suyos, y encontró algunos muy parecidos, de los cuales varios eran mejores que los suyos por varios aspectos. Pero aún así no menospreciaría sus trabajos.

Tenía toda su habitación tapizada con sus dibujos, y cuando no dibujaba admiraba todos los que podía observar, dando su propia opinión sobre ellos, de las cuales algunas eran malas comparando sus viejos dibujos con los nuevos. Aunque no lo pareciera le atraía un poco lo gótico, y sus viejos dibujos eran muy coloridos, a comparación de los actuales que contenían poco color si no era que estaban completamente a blanco y negro.

El Tímido Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora