Cuando las clases terminaron y ya todos se habían ido para disfrutar del día fuera de esa prisión llamada escuela, ellos debían quedarse una hora más y esperar que sólo los pusieran leer y no a escribir, ya estaban cansados de estar escribiendo cosas aburridas que los maestros debían revisar para poner calificación para que ahora escribieran algo que no les ayudaría en nada.
Una vez en la biblioteca, Santiago revisó que no le faltara nada a su dibujo, y parecía que no. Pero él sentía que necesitaba algo más, sólo que no sabía lo que era, ya había hecho todo. Sin embargo no estaba satisfecho, pero no importo, no lo descubriría en ese lugar. Lo guardó y ya luego descubriría que le hacía falta, mientras tanto leería alguno de los libros que había ahí, que en la mayoría eran sólo libros informativos que no le interesaba leer en lo absoluto, prefería más las historias paranormales o novelas policiacas, y eran contados los libros que había de esa categoría.
Aun así buscó en cada lugar para leer algo interesante mientras llegaba el prefecto, el director, o quién fuera a quedarse con ellos para asegurarse de que cumplieran con su castigo. Pero por más que esperaron y esperaron nadie llegaba. Tal vez se habían olvidado de ellos, o tal vez estaban haciendo algo importante.
Fuera cual fuera la razón por la que ningún maestro llegaba, a Miranda no le interesaba saberla, ya habían estado ahí solos por casi veinte minutos sin nada que hacer más que leer libros aburridos, y a ella nunca le interesó la lectura en lo más mínimo. Ya estaba cansada de estar sentada mirando a todos lados, y no se quedaría ahí ni un minuto más.
―Oye, Santiago, ¿no crees que sería mejor irnos de aquí? ―Pregunto Miranda, nadie llegaba así que tenían la oportunidad de evitar el castigo, pero no se iría sin su amigo.
―Tienes razón, mejor vámonos mientras podamos ―respondió Santiago, luego tomó su mochila y ambos salieron de ahí―. ¿Te irás a tu casa o quieres que hagamos algo divertido?
―No, no quiero ir a mi casa, mejor vayamos a cualquier otro lugar. Habías dicho que tus paredes estaban llenas de dibujos que habías hecho, ¿no? ―Cuestionó Miranda, recordaba que Santiago había dicho algo así, y si así era, quería verlo.
―Sí, ¿por qué? ¿Quieres verlos?
―Sí, me dejaste con mucha curiosidad de ver que tantos dibujos tienes ―contestó Miranda.
―Ok, entonces vamos a mi casa y te muestro mis paredes ―dijo Santiago, e inmediatamente caminaron en dirección a su casa, que no estaba ni muy lejos ni muy cerca.
Luego de casi diez minutos de caminar mientras conversaban sobre varias cosas como la música que Santiago escuchaba, y le gustaban algunos artistas que a Miranda también le gustaban como Paramore y Lana Del Rey, y algunos otros artistas como Jake Bugg y algunas canciones de Evanescence. Pero a quién más acostumbraba escuchar era a Lana Del Rey, sus canciones tenían un efecto en él que le ayudaba a impedir que las lágrimas salieran cuando estaba triste, no entendía por qué; pero lo hacían y le gustaba.
Llegaron a la casa de Santiago y entraron a su habitación, en la que todas las paredes estaban tapizadas de dibujos hechos por él. Era increíble que tuviera tantos dibujos, seguro le había tomado demasiado tiempo hacer tantos dibujos como para tapizar todas sus paredes; y algunos dibujos estaban amontonados por el poco espacio que se veía, casi no se podía ver de qué color era la pared, para hacerlo uno debía observar muy bien entre todas esas hojas. Pero era casi imposible encontrar un solo hueco.
― ¿Qué te parece? ―Interrogó Santiago con mucha curiosidad. Quería saber la opinión de su amiga sobre su "tapiz", si es que se le podía llamar así.
― ¡Es increíble! ―Exclamó Miranda. Le asombraba todo lo que su amigo había hecho y aún más lo bien que lo hacía. Todo en esas cuatro paredes era fantástico, no había dibujo que no le gustara―. ¿Por qué algunos dibujos tienen color y otros tienen muy poco o nada? ―Inquirió. Era muy extraño que hubiera dibujos súper felices con mucho color y otros con mucha tristeza y totalmente a blanco y negro.
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El Tímido Amor ©
Ficção AdolescenteDerechos reservados. Registrado en Safe Creative con el numero de identificación: 1501102958248 Esta es una historia sobre como conoces a alguien que quizá con su tiempo puede ser esa persona que estabas buscando, esa persona que te hace sentir únic...