Miranda se encontraba en la escuela, sentada en el mismo lugar dónde se había sentado desde el primer día. Estaba esperando a que Santiago llegara y ver si ya estaba mejor, pero el tiempo pasó y él no llegó, quizá se había quedado dormido o algo así. Eso quería pensar.
Al salir de la escuela Miranda no fue a su casa, sino que se dirigió a la casa de su amigo para confirmar si sólo se había quedado dormido o no, fuera cual fuera la razón por la que no había ido a la escuela quería saberla, y esperaba que no fuera nada malo. Casi estaba segura de que tendría el mismo ánimo que el día anterior y por eso no fue, pero era mejor averiguarlo que simplemente hacer una suposición sin saber la verdad.
¡Toc, toc! Tocó la puerta cuando llegó a casa de Santiago. Tocó miles de veces y nadie abría, parecía que no había nadie, pero no se iría así como así. Gritó varias veces, pero las cosas fueron igual, nadie abría. Era angustiante querer saber cómo se encontraba alguien y que al llegar a su casa y por más que grites y toques la puerta nadie abra. Era obvio que no estaba ahí pero, ¿dónde podría estar? ¿Dónde se había ido?
Mientras que Miranda pensaba en lugares en los que su amigo podría estar, él se encontraba en el que menos habría pensado.
Santiago estaba en la sala de espera del hospital que había en su ciudad, lloraba sin poder controlarse debido a que cerca de las seis de la mañana cuando estaba en sala de su casa esperando que su padre llegara, recibió la segunda peor noticia de su vida: su padre había tenido un accidente automovilístico en el que casi pierde la vida, y estaba muy grave en el hospital. Tal vez su estado no sería tan grave si su padre no fuera tan necio y se pusiera el cinturón, desde que Santiago tenía memoria, nunca vio que su padre lo usara, y esa vez esperaba que aprendiera a hacerlo, no quería imaginarse que en el futuro volviera a suceder algo así.
Lo único que hacía que no llorara a gritos era que, a pesar de que su padre estaba grave, seguía con vida. La última vez que había llorado tanto fue cuando le dieron la que estaba en su puesto número uno de las peores noticias que le habían dado, la vez que le dijeron que su madre había muerto. Esa era la peor noticia de todas.
Al pasar el tiempo Santiago se ponía cada vez más angustiado, quería ver a su padre pero por alguna razón no le permitían pasar a verlo. Había descubierto la única tortura que es peor que estar completamente solo: saber que alguien muy importante esta casi al borde de la muerte y ni siquiera lo puedes ver.
Necesitaba que Miranda lo abrazara justo cómo siempre lo hacía, estar entre los brazos de su única amiga hacía que se sintiera mejor, y le daba fuerza para soportar cualquier cosa. Deseaba que estuviera a su lado y que le dijera que todo estaría bien, que su padre se recuperaría, que no moriría y quedaría definitivamente solo. Sobre todo quería que le dijera que estaba ahí con él, y que lo apoyaría en todo momento. Pero no lo estaba, sabía que no era su culpa, ella no sabía lo que había sucedido. Lo único que podía hacer era esperar a que le dijeran algo, preferentemente algo bueno, si era algo malo prefería no escucharlo.
El tiempo siguió pasando lentamente, y llegó el momento en el que Santiago debía ir a su casa para comer algo ya que no había comido nada desde el día anterior; darse un baño y dormir un poco. No quería hacerlo, de hecho detestaba el sólo pensar que podría haber buenas noticias sobre su padre y no estaría ahí para escucharlas.
Sólo lo hacía porque estaba seguro de que si su padre lo viera como estaba en aquel momento, le hubiera dicho que fuera a descansar, que no se preocupara, que estaría bien; solamente lo hacía por esa razón, además de que en serio necesitaba comer algo y descansar un poco, ya después iría de nuevo y tal vez para entonces ya habría algún avance en el estado de su padre. Quería pensar eso para poder irse sin estar tan preocupado, ese pensamiento sería de mucha ayuda para no regresar en el momento que pusiera un pie fuera del hospital; los malos pensamientos sólo harían que se angustiara y preocupara más, además de no permitirle irse en ningún momento.
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El Tímido Amor ©
Fiksi RemajaDerechos reservados. Registrado en Safe Creative con el numero de identificación: 1501102958248 Esta es una historia sobre como conoces a alguien que quizá con su tiempo puede ser esa persona que estabas buscando, esa persona que te hace sentir únic...