Dos tiendas de campaña, una mochila repleta de ropa abrigadora, comida enlatada, botellas llenas de agua, repelente de mosquitos, etcétera, etcétera. Todo estaba listo. Había llegado el día en el que Santiago y su padre irían a acampar. Lo único que faltaba era que su padre encendiera el auto y se fueran.
Aunque a Santiago le emocionaba por fin cumplir su sueño de acampar, en su rostro no se notaba nada de emoción ni felicidad. Seguía triste, en serio extrañaba a Miranda, y aún faltaba más de una semana para que regresara. Se preguntaba cómo se encontraba ella, ya había pasado un poco más de una semana y no sabía que había sido de su amiga desde que se despidieron en el aeropuerto. Sus planes de mantenerse en contacto no estaban funcionando para nada bien.
El papá de Santiago arrancó el auto, cerró todas las puertas, y se fueron rumbo al bosque. En todo el viaje Santiago no mencionó palabra alguna sobre lo mucho que le emocionaba que haya llegado ese día, incluso a pesar de lo mucho que su padre trató de animarlo, él sólo miraba por la ventana y se mantenía en silencio. Su tristeza podía más que su felicidad en ese instante.
"Espero por ti, cariño. Es todo lo que hago, cariño. No llegas, cariño...". Santiago no esperaba que Miranda regresara literalmente, por lo menos no aún, sólo quería saber algo de ella, cualquier cosa, sólo entonces podría disfrutar del viaje a acampar con su padre. Algo le faltaba, se sentía como si una parte de él hubiera desaparecido, algo vital, sin lo cual no podía estar feliz. Así se siente cuando te despides de un amigo, sin importar que sea sólo por un tiempo, un amigo, es como un hermano, sólo que más cercano, y lo es todavía más cuando sientes algo más que amistad por ese amigo o amiga.
Llegaron al lugar donde acamparían, y comenzaron a bajar todas las cosas del auto, y a armar las tiendas de campaña. No era tan fácil como parecía, pero luego de varios intentos, lograron armarlas. Había sido divertido hacer todo un desastre pero al final poder armarlas, eso hizo que Santiago finalmente sonriera un poco.
Cuando casi todo estaba listo, Santiago salió a recoger leña para más tarde hacer una fogata, además, quizá podría divertirse un poco mientras caminaba por el bosque. Los árboles eran bastante grandes, moría por trepar alguno, siempre le había gustado trepar árboles, pero nunca había trepado alguno tan alto como los que ahí se encontraban. Aún no recogía nada de leña, así que podía darse prisa y trepar alguno.
Se sujetó de la rama más baja que el árbol tenía, y subió un pie, luego el otro, y así fue trepando hasta llegar al punto donde no podía seguir, ya que, si lo hacía, seguro que caería al piso, y en definitiva no quería eso, y menos a la altura en la que se encontraba. Miró todo lo que pudo ver desde donde estaba: árboles por ahí, por acá y también por allá, y algo más, un lago. No estaba tan lejos, así que podía bajar y caminar hasta él para pasear un poco.
De forma lenta y con mucho cuidado bajó del árbol. Nunca le importó tener cuidado al bajar de los árboles que trepaba en el parque, pero la gran diferencia entre los árboles del parque, y los árboles del bosque, era que los del bosque eran mucho más altos que los del parque; por eso debía tener mucho cuidado con cada paso que daba, si daba un paso en falso, entonces adiós a todo: a su padre, a sus dibujos y a Miranda.
Una vez abajo, Santiago corrió hacia el lago. Se veía mucho más grande estando frente a él que viéndolo desde la rama de un árbol. Lo primero que hizo al llegar, fue tomar una pequeña roca y lanzarla, no era el mejor lanzando rocas, de hecho era pésimo, pero mientras nadie lo viera no tenía nada que perder.
Más tarde, decidió que era tiempo de regresar al campamento, con su padre, quien seguro ya había comenzado a preguntarse en donde se había metido, en especial porque él no era de desaparecer por mucho tiempo, pero en esa ocasión se estaba tardando demasiado. ¿Cómo no iba a tardarse si siempre había querido ir a acampar para poder caminar por el bosque y trepar árboles altos? Aunque estuviera comportándose como niño pequeño que no tiene internet, no perdería la oportunidad de hacer todo aquello.
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El Tímido Amor ©
Teen FictionDerechos reservados. Registrado en Safe Creative con el numero de identificación: 1501102958248 Esta es una historia sobre como conoces a alguien que quizá con su tiempo puede ser esa persona que estabas buscando, esa persona que te hace sentir únic...