Capítulo 8.

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Artista de la imagen: nori20170709 (twitter)

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—Sí, como usted lo ordene.

—Si aparece ese molesto hechicero de los 6 ojos escapa de ahí, para ese entonces yo estaré lejos de aquí. —recibiendo una respuesta afirmativa a su orden la maldición se alejó del lugar.

Buscando la mejor manera de cumplir con lo asignado se comenzó a dirigir hasta las instalaciones donde se ubicaban los hechiceros más jóvenes y algún que otro más experimentado, su mirada se encontraba clavada en las paredes que recorrían los pasillos como si se tratasen de su objetivo, mantenía la calma a pesar de que, sin notarlo, comenzaba a llamar la atención de las personas presentes.

Escuchó una voz a la distancia, no se había adentrado lo suficiente, pero en ese momento notó que había comenzado a atraer miradas hacia su persona, ¿se habrían percatado también de que era una maldición? No separó su vista de la persona que le llamaba y se le comenzaba a acercar.

—No es permitido adentrarse en el colegio sin un permiso para ello, no parece hechicera... o hechicero, le pido que si no tiene un permiso adecuado se retire. — ¿era un guardia o algo por el estilo? No le importaba, no tenía nada que ver con lo que se le había encomendado, con una nueva determinación intentó seguir con su misión, pero una mano en su hombro se lo impidió, observó con hastío al hechicero que le impedía seguir con su trabajo. Fue en ese momento que el chamán se percató de lo aterradora que era la presencia de la persona que vestía con ropa de monje ubicada frente a él. Soltó su hombro con cuidado, pensando que tal vez le había hecho daño y era el motivo por el que le miraba con unos ojos cargados de repudio. Dirigiéndose una vez más a quien tenía blancos cabellos le repitió lo dicho anteriormente, que no tenía permitido encontrarse en las instalaciones del colegio de hechicería. Escuchó y notó como lo que creía era una mujer suspiraba.

Comenzando a sentir frío, como si una avalancha de nieve hubiera cubierto por completo su cuerpo. Fue cuando se dio cuenta, lo que se encontraba frente a él no era un hechicero, mucho menos una persona, se trataba de una maldición, de grado especial tal vez y por ello tenía tanta presencia. El frío crecía, quería huir del lugar, pero su cuerpo estaba paralizado, no, probablemente estaba atrapado en hielo. Quería gritar por ayuda, pero de sus labios no salían más que leves murmullos.

Fue el sonido de cristales resquebrajándose retumbó en los tímpanos de las personas que se encontraban cerca, fue esto lo que devolvió a todos a la realidad. Viendo con horror con el hielo se rompía en varios pedazos, acabando así con la vida del chamán, quedando simplemente en pedazos dentro de los trozos de cristal.

La maldición escuchó un grito a la distancia que se iba haciendo más fuerte a medida que una chica se acercaba corriendo hacia ella, la joven hechicera que dejaba correr sus lágrimas parecía realmente furiosa, pero su nivel no se comparaba en nada a su poder. No le era difícil esquivar los golpes sin sentido que daba la chica, probablemente envuelta en su enojo no apuntaba correctamente hacia donde quería golpear. Suspiró con aburrimiento al saber que los hechiceros no le darían problemas. La joven chica que intentaba asestar un golpe en el cuerpo ajeno no sentía dolor por toda la adrenalina que recorría su cuerpo, pero se detuvo de lleno al ver como de su mano comenzaba a resbalar sangre, no podía ver el daño, estaba muy lastimada y cubierta por completo de rojo, ¿le había cortado con hielo? ¿En qué momento? Estaba casi segura de que la maldición solamente estaba esquivando sus golpes. Cayó de espaldas contra el frío suelo, sentía como la temperatura comenzaba a disminuir en todo el lugar, sus ojos conectaron con los de la maldición, supo en ese momento que nadie que se encontrara en el colegio estaba a salvo.

— ¿Qué fue eso? —preguntó con confusión uno de los estudiantes de tercer año que no se encontraba muy lejos de la zona en donde estaba ocurriendo todo el caos, juraba que podía escuchar gritos de algunas personas. Aún se encontraban reunidos los de tercer año y la única chica de segundo, seguían desconcertados ante la repentina ida del recipiente de Sukuna. El clima se estaba volviendo algo frío, a pesar de que el sol se encontraba en su punto más alto.

Hijo del Diablo [SukuFushi/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora