Capítulo 16.

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Artista de la imagen: rmoro02 (twitter)

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—Deberías irte a dormir si tienes sueño. —habló al ver como el omega trataba de evitar que sus ojos se cerraran. Estaba muy cansado, lo sabía, no comprendía porque no quería descansar, después de todo lo que había sucedido y el largo camino que tuvieron que recorrer era más que obvio lo agotado que se encontraba. El de cabello rosado cerró la ventana para que no entrara tanta luz y le fuera más fácil dormir al omega. Se bajó con cuidado de la cama, el menor tomó la ropa que había traído su pareja y vistió con cuidado a su bebé que, para su suerte, no se había despertado, se acostó en la cama con cuidado y acostó a su bebé nuevamente en su abdomen, sentía la mirada del de cabello rosado sobre él, dirigió su mirada hasta que sus iris se encontraron.

— ¿Pasa algo? —preguntó con curiosidad mientras pasaba su mano de manera delicada sobre la espalda de su hijo.

—Dame a Raiden para dejarlo en su cuna.

—Quiero que duerma aquí. —el alfa le veía con confusión, no quieren acostumbrarlo a dormir con ellos por lo que nunca habían dormido junto a él en el futón que tenían antes.

—Estará más seguro es su cuna, es nueva y debe acostumbrarse a ella.

—Solo por ahora... por favor, no está acostumbrado y el cuarto no tiene nuestro aroma, va a comenzar a llorar... también así podré atenderlo más rápido.

—Entonces lo llevo conmigo para que duermas tranquilo. —el omega se aferró a su hijo con cuidado, el alfa se percató de ello al ver las manos de su pareja, no quería separarse de su cachorro, eso era lo que quería confirmar. — ¿Por qué tienes tanto miedo? Va a estar conmigo, estará seguro, nadie va a lastimarlo.

—Solo por ahora, por favor. —volvió a pedir, por más quisiera no podía negarse, con quitárselo no lograría nada, estaba aferrado a él, no dormiría nada si lo alejaba de su lado.

—Ponlo del lado de la pared, no es seguro que lo tengas sobre el abdomen. —habló mientras caminaba hacia la cuna de su hijo y tomaba una de las mantas con las que dormía durante el día, eran delgadas para que no tuviera tanto calor, caminó nuevamente hacia el omega y cuando este acostó al bebé a su lado su padre lo cubrió con la manta, su madre se acurrucó a su lado. — ¿No vas a cubrirte con algo? —recibió una respuesta negativa por parte del menor.

—No me gusta el olor de la cama. —no le gustaba el olor de la casa en general, no olía a nada, los aromas que apenas comenzaban a llenar el aire no se encontraban en armonía, no olía a su hogar. El alfa buscó entre su ropa y tomó uno de sus kimonos, con la blanca tela cubrió al de ojos azules, al ver que la expresión en este se relajaba supo que había hecho bien, de esa manera su hijo también tendría el aroma de sus feromonas cerca.

Abandonó el cuarto cuando su pareja se quedó dormido, caminó por la casa comprobando cómo iba toda la instalación, aún había mucho desorden, pero poco a poco todo se iba encontrando en su sitio. Al igual que al omega le era molesto el aroma, esperaba que poco a poco se volviera al mismo que reinaba en su antiguo hogar.

Mientras recorría los largos pasillos y trataba de memorizar en que se había convertido cada cuarto no podía dejar de darle vueltas a lo recién vivido con su omega, comprendía que como madre se preocupara y asustara por todo lo que pasó, pero ahora estaban a salvo, y no pensaba permitir que nada como eso volviera a pasar, él era padre también, pero no lograba sentirse de la misma manera, no comprendía si era por ser alfa o por ser una maldición, pero quería comprender que estaba sintiendo su omega en ese momento. Llegó al salón principal y se adentró en este, aún no habían fabricado su trono, así que por el momento se sentaría en el suelo, se acercó a la mesa que había en el centro y se sentó en uno de los cojines que cumplian la función de asientos.

Hijo del Diablo [SukuFushi/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora