Capítulo 30.

624 87 10
                                    

Al despertar Sukuna no estaba a su lado y su bebé tampoco yacía en su cuna.

Ese día se terminó por dormir bastante tarde, Raiden cayó dormido, pero la pareja conversó durante un rato más sobre el tema del embarazo. De momento no es prioridad, por lo que lo intentarán más adelante cuando la situación sea más estable y su familia no se encuentre amenazada, además, así le dan tiempo a su cuerpo para terminar de desarrollarse y recuperarse lo máximo posible. Aunque sea eso le tranquilizó de alguna manera.

Le gustaría volver a dormir, mas es incapaz de hacerlo y quedarse solo es aburrido, así que camina al comedor con la esperanza de que sea una mañana tranquila antes de entrenar; sin embargo, al entrar, lo primero que ve es a Sukuna jugar con su cachorro, lanzándolo ligeramente al aire y atrapándolo de nuevo mientras el bebé suelta carcajadas brillantes. La escena debería haber sido adorable, pero algo en la atmósfera le hace sentir que no va a durar mucho.

—Cuidado se te cae, no juegues tan brusco.

—Ah, al fin despiertas, bella durmiente —dice el alfa sin apartar la vista de Raiden quien todavía sonríe—. El mocoso nos ha dado toda la diversión mientras te quedabas en la cama.

Megumi suelta un suspiro y se acerca a la mesa de centro donde termina por sentarse en el suelo.

—Buenos días, Fushiguro-sama —saluda Uraume para darle una mirada severa a medida que le sirve una taza de té—. ¿Cómo se siente hoy? —pregunta sin inmutarse.

—Bien... Sin náuseas y ya descartamos un embarazo —responde en un intento de sonar despreocupado—. En cuanto a lo emocional también estoy más tranquilo. —sabe que la mano derecha de su alfa no lo vio, pero tampoco se enfocaron en hablar en voz baja, así que seguro escuchó todo.

Uraume se coloca de pie y por alguna razón Sukuna se acomoda en el sofá. Ambos lo sienten, el ambiente comenzó a tensarse.

—Fushiguro-sama... —quien posee blanca cabellera se cruza de brazos y lanza una mirada fulminante, alterna entre la pareja—. ¿Les parece esto una broma? ¡Les advertí sobre ser más responsables hace meses! ¡Ya no puedo confiar en ustedes ni siquiera un poco! —el omega siente que su rostro empieza a calentarse.

—Uraume, no es para tanto. —el alfa interviene en ese momento.

— ¡¿No es para tanto?! Sukuna-sama, ¡por supuesto que es para tanto! —levanta la voz—. Me fui a pasear a Raiden-sama por media hora, ¡solo media hora! Y ustedes aprovecharon para comportarse como adolescentes irresponsables y calientes durante el periodo de celo de Fushiguro-sama. ¡Ya les advertí que no pueden ser tan imprudentes!

Megumi abre la boca para defenderse pues una pequeña voz en su cabeza le recuerda algo: técnicamente él es un adolescente; pero el feroz brillo en los ojos de Uraume lo obliga a quedarse callado antes de que pueda decir algo incriminador. Baja la vista hacia su taza y desea poder desaparecer en ese preciso momento.

—Y usted, Sukuna-sama —continúa Uraume sin perder el ritmo—, ¡debería ser el responsable! ¡Es increíble que tenga la desfachatez de ignorar lo que les advertí la última vez!

El rey de las maldiciones, quien rara vez permitía que alguien lo regañara sin responder, solo bufa esta vez, aunque sus ojos muestran un destello de irritación.

—No es como si hubiera un manual para esto —murmura tras ajustar a Raiden en sus brazos mientras el bebé ríe de vez en cuando al estar por completo ajeno a la tensión en el aire.

—Manual o no —dice quien viste ropa de monje señalándolos con un dedo acusador—, ¡esto es inaceptable! ¡Tienen un hijo! ¡No pueden seguir comportándose como adolescentes descerebrados cada vez que me doy la vuelta!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hijo del Diablo [SukuFushi/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora