Capítulo 9.

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Artista de la imagen: penguin___n (twitter)

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Abrió sus ojos con cuidado, observando un techo al que no estaba acostumbrado, cerró los ojos de nuevo con intención de abrirlos y que el techo fuera diferente, pero no fue así. Tenía la mente en blanco, no sabía realmente que pensar de todo lo que estaba ocurriendo, sabía que estaba mal, pero en ese lugar sentía muchísima paz, no debía tener secretos, no debía estarse ocultando, no tenía que volver a ver a nadie... sacudió su cabeza, no quería pensar en eso. Los últimos días realmente había temido por su vida, había escuchado a los peces gordos, estaban dispuestos a matarlo sin importar qué, por más odiara admitirlo era verdad, no había manera de estar seguro entre los hechiceros, sabía que probablemente no podría volver a la escuela sin ser ejecutado, debía armar una muy buena mentira sin huecos en la historia para poder volver y aún así no era seguro. Dejó la idea de lado y se sentó en la cama, no tenía lógica pensar en ello, solo no resolvería nada.

Escuchó la puerta corrediza abrirse y volteó su mirada a quien había ingresado, un monge se adentró y se acercó a él. Tenía una cara seria, una presencia aterradora. Se arrodilló frente al futón y dejando en el suelo lo que parecía ser tela se inclinó un poco ante él, no estaba seguro, pero por lo que pudo apreciar le estaba demostrando gran respeto.

—Me presento, soy Uraume, yo y el resto de siervos de Sukuna-sama estamos a su disposición. No dude en darnos órdenes, estamos para servirle, Fushiguro-sama.

—No debes ser tan formal, no soy alguien importante.

—No, carga con nuestro príncipe, debemos tratarlo con el respeto que se merece. Por favor si necesita algo háganoslo saber. —recibió un asentimiento como respuesta. La maldición tomó con cuidado la tela y la puso sobre el futón frente a él. —Es un kimono, para que cambie su ropa. Por el momento es lo único que tengo para ofrecerle, le conseguiré más ropa en cuanto tenga tiempo, le pido que por el momento use esto.

—Estoy bien con esto... ¿Dónde está Sukuna?

—Se encuentra ocupado en este momento, si lo necesita le diré que venga lo antes posible.

—Por favor. —la maldición se puso de pie y anunció que se retiraba de la habitación y que le atraería algo para comer pronto, quedando solo nuevamente.

Observó el kimono negro frente a él y lo tomó en sus manos lo observó con cuidado al ser una prenda a la que no estaba acostumbrado. Levantó su mirada y observó el cuarto en el que se encontraba, era una habitación bastante normal, tenía algunos muebles, el futón era bastante grande, por lo que apreciaba era para dos personas. Acarició suavemente su vientre que apenas y se notaba, estando en ese lugar empezó a ser más consciente de la realidad.

No podría volver, quería aferrarse a que sí, pero era consciente de que no sería posible. Si los peces gordos tenían la idea de que su embarazo era producto del alfa ahora lo tenían confirmado, si volvía no le permitirían vivir, no con el útero que portaba y si aún existía la mínima posibilidad de que le dejaran vivir no podría ser hechicero, o por lo menos no uno oficial, su condición como omega se lo impedía.

Debía hacerse a la idea de que no volvería a ver a sus amigos, tampoco a su familia. Ellos no sabrían nada de él y tampoco él de ellos. Tampoco tenía su celular con él como para ver las fotos que tenía en él, con ellas hubiera sido más llevadera la idea de pasar todo el tiempo al lado del alfa, a la idea de que no podría solucionar nada de lo que había ocasionado. Apretó ligeramente su vientre sin hacerse daño. Todo su arrepentimiento comenzó a salir a flote. No quería un bebé, no quería estar en ese lugar, quería su vida normal de vuelta. Las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos y daba leves sollozos que estaban cargados de frustración.

Hijo del Diablo [SukuFushi/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora