Capítulo 4.

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Artista de la imagen: penguin___n (twitter)

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Un mes había transcurrido antes de que pudiera notarlo, sin problemas, sin molestias, sin ver de nuevo a la maldición. Comenzó a actuar consigo mismo como si nada hubiera pasado, como si nunca hubiera estado en la cama con la maldición más peligrosa, pero algunas veces aún pensaba en el motivo de la maldición para pedirle un hijo. Con el tema del embarazo realmente no estaba preocupado, estaba seguro de que su cuerpo no podría quedar en cinta, después de todo era humano y no había conocido a nadie que pudiera llevar un feto híbrido.

Siendo una mañana como cualquier otra abrió sus ojos con el sonar de su alarma y se maldecía por pensar que la maldición no volvería a molestarlo, pero esa mañana al apenas elevar sus pestañas le vio sentado en la silla de su escritorio. Cerró sus ojos nuevamente deseando que solo fuera un sueño y que al abrirlos una vez más la maldición no estuviera ahí.

— ¿Qué estás haciendo? —abrió los ojos con disgusto y se sentó en la cama mientras frotaba sus ojos para eliminar cualquier rastro de sueño.

— ¿Qué haces aquí? —tomó su celular para ver la hora, aún era bastante temprano, su alarma era para recordarse tomar sus supresores.

—Vengo para saber de tu estado, ¿estás embarazado o no?

—Que honor, el rey de las maldiciones se preocupa por un humano como yo. —se puso de pie para buscar un uniforme. —Te lo dije antes, soy humano, no hay forma de que pueda quedar en cinta de una maldición.

— ¿Qué te hace estar tan seguro? —habló con su tono despreocupado de siempre. Aprovechó la cama vacía y se acostó en ella, el olor del omega le relajaba.

—Nunca ha pasado algo así. —comenzó a retirar las prendas que vestía sin tomarle mucha importancia a la presencia del alfa.

—Me estás tentando a marcarte.

—Estás loco si piensas que te acostaras tan fácil conmigo, ya no estoy en celo.

—Sí, sí. —movía una de sus manos en señal de restarle importancia a las palabras del omega. —Volviendo al tema, ya han habido casos, por lo menos uno, no deberías confiarte tanto, si te elegí es por algo. —la realidad era otra, no estaba seguro de si el omega podría soportar un embarazo con un feto híbrido, pero no podía simplemente decirle que le había escogido por puro impulso al percatarse de su condición de omega, su orgullo jamás se lo hubiera permitido.

—No conozco de ningún caso así, ¿en qué te basas para decir eso?

—Hace más de 100 años hubo alguien que era capaz- —fue interrumpido por el omega, quien se sentó al final de la cama una vez estuvo vestido.

—Es imposible que sepas eso, han pasado décadas desde que tus dedos fueron esparcidos, y hasta el año pasado te volviste a manifestar.

—Tengo mis fuentes y he investigado sobre ello, pero el punto no es ese.

—Espera, ¿has estado teniendo contacto con otras maldiciones?

—Con las que efectúan el papel de mis sirvientes, sí.

— ¿Con qué objetivo?

—Hay muchas cosas que no sabes, Fushiguro Megumi, mis movimientos, mis motivos, mis objetivos, pero supongo que cuando te conviertas en la madre de mi hijo entenderás muchas cosas.

—Deja de decir eso, ya te dije que de ser posible un embarazo no pienso criarlo.

—Eso dices ahora, pero creeme que cuanto más avance vas a replantearte las cosas.

Hijo del Diablo [SukuFushi/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora