Hijo del Diablo [SukuFushi/Omegaverse]

Capítulo 14.

Artista de la imagen: breto91932828 (twitter)

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Casi como si lo hubiera pedido su hijo comenzó a llorar llamando la atención de ambos, pero el omega no parecía tener intención de acudir a su llamado. El alfa comenzó a sentarse en el futón haciendo que el omega quedara sentado en sus piernas.

—Raiden está llorando.

—Uraume puede atenderlo. —respondió mientras trataba de juntar sus labios con los ajenos.

—No, atiendelo tú, tiene que comer.

—Pero... ¿no quieres tener sexo?

—Tenemos tiempo, ve con él, te está llamando. —el menor asintió con despreocupación y caminó hasta la cuna de su hijo y lo tomó en brazos para volver al futón y comenzar a alimentarlo. El alfa aprovechó ese momento para ponerse de pie y salirse del cuarto.

Camino hasta el salón principal y se sentó en su pseudo trono, tenía el aroma del menor clavado en su ser, agradecía que su pequeño comenzara con sus exigencias en ese momento, estaba seguro de que no hubiera resistido más tiempo se esa manera. El dulce olor que liberaba su pareja lo volvía loco, quería más de él, quería volver a unirse con él después de tantos meses sin poder hacerlo, pero era peligroso, no necesitaban más hijos, temía que al menor le volviera a pasar algo si volvía a dar a luz, la situación tampoco estaba para pasar por otro embarazo, su bebé tenía apenas 3 meses y no sabían en qué momento podrían atacar los hechiceros. Simplemente la situación no era buena, no podía arriesgarse.

— ¿Sukuna-sama? —llama voz lo sacó de sus pensamientos, su mirada se posó en su sirviente más leal. —Pensé que estaría con Fushiguro-sama.

—Su celo comenzó, estando encerrado con él simplemente acabaría en una mala situación... Vigila que se quede en el cuarto mientras yo esté cerca, mi celo también está próximo a llegar y no quiero que se adelante por sus feromonas. Por la marca no afectará en gran medida a los sentidos de los demás alfas, que lo sigan atendiendo con normalidad, sabes que hacer si alguno quiere propasarse con él.

—Sí, como usted ordene, ¿desea que le prepare otra habitación?

—No, no necesito dormir, lo hago solo porque a Megumi le gusta que esté junto a él... ¿Puedes ir a ver si necesita algo? No parecía querer hacerse cargo de Raiden.

—Enseguida. —la maldición se retiró de la habitación luego de recibir la orden.

[...]

— ¿Dónde está Sukuna? —cuestionó el omega al ver cómo la maldición de blancos cabellos trataba de calmar el llanto de su bebé.

—Sukuna-sama salió desde que amaneció, volverá hasta dentro de unos días, no debe preocuparse por él.

—No vino a despedirse de mí ni de Raiden.

—Es porque tenía prisa, no debe darle tanta vuelta, volverá pronto. ¿Necesita algo? —el de cabello negro negó con la cabeza, sentía su cuerpo arder, quería estar con el alfa. —Uraume, ¿puedes llevarte a Raiden contigo?

—Sí, lo traeré en unas horas, también pediré que no se acerquen al cuarto.

—Disculpa más molestias.

—No, yo entiendo.

[...]

Cuatro días han pasado desde que el celo del omega había comenzado y por el momento seguía tan intenso como el primer día, no parecía tener intenciones de pasarse pronto. Entre él y quien portaba ropas de monje se habían encargado del bebé de tres meses, el omega quería atenderlo, pero en el estado en el que se encontraba no era capaz. En esos instantes el bebé se encontraba con él, lo tenía en sus piernas mientras trataba de entretenerlo y usarlo como método de distracción.