Capítulo XXII

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Me dije: "Si mañana veo que el capítulo XXI tiene 60 estrellitas, les publicó el siguiente mañana". Por lo regular se queda en 50, así que no creí que pasara.

Tenía 61 cuando lo revisé :'v

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Por cierto, bajen las armas... 🤡

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—T... ¡Tía Derieri!

"Por favor, que no venga la tía Rajine con ella"; el tembloroso azabache rezó para sus adentros.

La mujer rubia y de ojos fucsia mostró una sonrisa de oreja a oreja que estremeció a los Demon al momento de acercarse con unos pasos grávidos que fácilmente competían con un estruendoso miedo del demonio que esta misma irradiaba, o así la veían los hermanos.

—¡Ahí están mis sobrinos favoritos! — entonó una falsa voz dulzona —Oh Zel bebé, ya creciste...— este solo sonrió nervioso por aquella ironía. — Y Meliodas, muy guapo mi muchacho. — a diferencia de su hermano menor, este no le tomo importancia.

—También es un gusto verte tía. — Meliodas tomó la palabra. La mujer de cabellos cobrizos borró su sonrisa repentinamente causando un semblante sombrío en ambas parejas. El hombre de cabello castaño rio en bajo a sus espaldas.

—Bien, vayamos al punto... — su mirada se dirigió al mayor de los Demon que se mostraba tranquilo a su presencia. —Froi, más te vale que no me hayas hecho venir en vano. — los primogénitos se vieron confusos.

Debieron pensarlo antes, su tía Derieri era alguien que difícilmente hacía viajes o visitas a la familia a menos que la convencieran dado que era muy tenaz y terca, la pregunta era: ¿Qué le dijo su padre para convencerla?

—Tranquila, siéntate porque te vas a caer. — bromeo el rubio logrando una sonrisa santurrona de la contraria.

—Interesante. — un pequeño quejido por parte del hombre detrás de la fémina llamó su atención. —Les presentaré a mi esposo, Monspeet. — su sonrisa cambió a una más amable al mirar al mencionado, un brillo especial (nada común en ella) irradiaba en sus iris rosados.

—Un gusto por fin conocer a la tan distinguida y temida familia Demon. Me presento, soy Monspeet. — era sorpresivo; la mujer era una explosiva e impulsiva, amante de los peligros de la vida, en cambio aquel sujeto era totalmente tranquilo y relajado, parecía más del tipo amante del sosiego.

En la vida sin duda había polos opuestos que realmente saben convivir juntas.

—Bien, ellos son mis sobrinos Zeldris y Meliodas, Gelda esposa de Zel y... — su mirada se entrecerró al ver a la mujer de cabello plateado. —Vaya, ¿quién eres querida? — esta se tensó por una extraña razón.

—Soy... Elizabeth Goddess, un gusto.

—¿Goddess? — quizás debía correr por su vida, ¿por qué le dirigía una mirada asesina? La última vez en una reunión escuchó decir al señor Demon que esta no los toleraba. —¿Acaso eres familiar de Ludociel? — era su fin, moriría seguramente en manos de una temperamental.

Las miradas sobre ella (aunque Meliodas parecía no importarle realmente). Sudaba en frío, el semblante sereno de Derieri esperando pacientemente su respuesta. Los nervios se apoderaron de ella al momento de abrir la boca que simplemente las palabras se le escaparon de la boca:

—¿El que tiene cabello sacado de un comercial de champú?, exacto. — a fémina estalló en carcajadas, pero el temor de la oji bicolor seguía ahí sonriendo nerviosamente.

La Señora de Demon || MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora