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Estaba tumbada en el sofá con la cabeza apoyada en las piernas de Archie, mientras miraba Instagram en mi teléfono. Al levantar la vista, vi al pelirrojo mirándome con una dulce sonrisa.
— ¿Qué? — Pregunté.
— Deberíamos tener una cita.— Murmuró.
— ¿De verdad? — Murmuré un tanto shockeada.
— Sí, no hemos tenido una en un tiempo y después de todo este estrés de la escuela y el enmascarado, definitivamente podríamos necesitar un poco de tiempo a solas. —Explicó. — Además, se acerca nuestro segundo aniversario.
— Muy bien, me encantaría. ¿Qué haremos?— Le pregunté tomando su mano entre las dos mías.
— Bueno, mi padre y yo solíamos ir de camping a una hora de aquí. Pensé que sería una buena escapada para las vacaciones de primavera. Podemos irnos este lunes y volver el viernes.— Explicó.
— No es por ser mala, Archie, pero hay un pequeño problema ahí.— Señalé.
— ¿Cuál?— Preguntó confundido.
— ¿Parezco alguien que disfrutaría de una semana en la naturaleza? No. Parezco el tipo de persona que se tropieza en cuanto sale del vehículo.— Me reí.
Archie puso los ojos en blanco dramáticamente. — Estoy seguro de que te encantará, Tessa. Confía en mí.— Básicamente me suplicó.
— Muy bien. Bien. Lo intentaré, pero en el momento en que todo se convierta en un caos, volveremos.— Amenacé con humor.
— Bien. Trato hecho.— Se rió.
UNA SEMANA DESPUÉS.
— ¿Estás lista? — Preguntó Archie en el momento en que abrí la puerta en la mañana. Fue a recogerme para nuestra semana solos. En las montañas. Posiblemente rodeados de osos.
— Sí, supongo. Déjame ir a buscar mis maletas.— Murmuré cansada. Era demasiado temprano para irnos, pero eso era lo que él quería, así que decidí aceptar.
— Deja que te ayude.— Archie sonrió siguiéndo a mi habitación. Tenía dos bolsas listas para llevar. Tomé una y él la otra.
Seguí a Archie hasta la camioneta que le había prestado su padre. Arrojamos las maletas en el asiento trasero y cerré la puerta. Archie abrió la puerta del copiloto para que subiera, y luego corrió hacia el otro lado para sentarse en el asiento del conductor.
Habló de sus recuerdos yendo de camping cuando era pequeño con su madre y su padre y después sólo con su padre. Archie y Fred solían pasar muchos buenos momentos allí y yo agradecí que Archie quisiera compartir ese lugar conmigo.
También me sorprendió gratamente que mis padres accedieran a dejarme ir a acampar con él. Me costó mucho rogarles y una llamada de Fred para convencerles de que me dejaran ir.
Archie y yo habíamos parado en la gasolinera antes de llegar para conseguir gasolina y algunos aperitivos.
En el camino también compartí historias de cómo era mi familia. Como preferían pagar un hotel a quedarse en una tienda de campaña y todo eso. Expliqué que era una experiencia completamente nueva para mi y que nunca había hecho algo así. Archie estaba emocionado por vivir este nuevo momento conmigo.
Archie detuvo el coche cerca de un pequeño y vacío camping en medio del bosque. Miré a mi alrededor confundida.
— ¿Este es el lugar? — Pregunté.
— Sí. Hogar dulce hogar.— Sonrió saltando de la camioneta. Se acercó a mi lado para abrir la puerta antes de coger las bolsas de ambos y dejarlas en el suelo. Archie sacó una bolsa larga que mostraba el dibujo de una tienda de campaña. Los dos pasamos los siguientes 30 minutos armándola.
Tomé las bolsas y las puse dentro de la tienda antes de dirigirme a Archie. — ¿Qué hacemos ahora?— Pregunté mirando a mi alrededor.
— Hay un pequeño lago por ese camino de allí al que podemos ir.— Dijo Archie señalando el pequeño camino de tierra que estaba casi cubierto de maleza. — Todavía puede haber un pequeño bote de remos en el que podemos ir.
— Bien, podemos hacerlo.— Acepté — ¿Me pongo el traje de baño?
— Eso estaría bien. — Murmuró.
Un rato más tarde salimos listos para irnos. Archie y yo caminamos de la mano hacia el lago. El lago estaba precioso. El sol brillaba perfectamente en el agua y nos hizo sentir como estuviéramos una película. Había un pequeño bote de remos atado al muelle. Archie nos condujo hasta la barca y los dos subimos con cuidado. Tomó los remos y empezó a remar lentamente alejándose del muelle.
— Vaya, ¿un cliché?— Me reí mirando desde el agua hacia él.
Me miraba con satisfacción. En ese momento los dos nos perdimos en los ojos del otro.
— Te amo. Lo sabes, ¿verdad?— Preguntó. Yo sonreí.
— Por supuesto. Yo también te amo.— Respondí.
Esa semana fue la más divertida que había tenido en mucho tiempo, si no es que nunca. No esperaba divertirme tanto como lo hice, pero fue increíble. Me enseñó a pescar, a remar en la barca, a cocinar en la fogata, todo lo que mis padres nunca me enseñaron.
Mis padres eran empresarios. Iban a trabajar de 8 a 6 y luego seguían trabajando mucho en casa. Nunca tuve la oportunidad de aprender nada de esto. Esta fue una oportunidad increíble para llegar a vincularme con Archie y simplemente alejarnos de todo el estrés en casa. Definitivamente, volvería a hacer esto con el chico que amaba.
