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Tomé la taza de café que se encontraba en mi escritorio junto a mi computadora y bebí todo el contenido hasta dejarla vacía. Dejé la taza en su lugar y seguí escribiendo algo que pudiera ser bueno para el periódico. Estaba trabajando como pasante en el periódico con los Cooper y tenía que escribir un buen artículo para mañana.
Estaba estresada, sentía que en cualquier momento mi cabeza iba a explotar y no encontraba nada bueno que escribir. Era un asco para esto. Ni siquiera sabía si era buena idea seguir trabajando allí. No era mi sueño, era el de mi madre y trataba a toda costa de cumplir sus sueños y sus estándares. Miré el reloj en mi pared y suspiré. 2:25 AM. Cerré la computadora de golpe y tomé una chamarra de cuero negra, me puse mis botas y salí de mi casa por la ventana. No quería que mis padres supieran.
Caminé un par de cuadras hasta estar frente a la casa de los Andrews. Archie, mi novio estaría dormido seguramente, al igual que su padre. Me debatí entre sí debía entrar o no. Maldición, deberíamos de vivir juntos. Caminé hasta la parte trasera y analicé el lugar en busca de que algo me ayudará a subir hasta la ventana de su habitación. Sonreí al saber que hacer y comencé a escalar con ayuda de la enredadera. Al estar frente a su habitación, toque la ventana un par de veces hasta que la luz de la habitación se encendió y las cortinas de abrieron dejando ver a Archie sin camisa y con sólo unos pantalones de pijama.
— ¿Sara? ¿Qué haces aquí a esta hora? — Preguntó mientras abría la ventana y me dejaba pasar.
Sin contestarle, caminé hasta él y lo abrace. Rodeé su cuello con mis brazos y Archie rodeo mi cintura. Sonreí al sentir su abrazo y cerré mis ojos. Mi chico siempre me relajaba, siempre me hacía feliz y me calmaba.
— ¿Estas bien? — Me pregunto Archie y yo negué.
— Estoy cansada de intentar cumplir los sueños y estándares de mi madre. ¿Qué hay conmigo?— Susurré y sentí mis ojos llenarse de lágrimas. La mano de Archie tomó la mía y con la otra limpió las lágrimas que no sabía que había soltado.
— Tu eres lo que importa. Debes ser feliz. Tú madre puede esperar. Si te ama, entenderá que no quieres ser periodista.— Sonrió y besó mis labios cortamente— Lo que quieras ser o hacer, esta bien, porque eres genial, en todo lo que te propongas.
Sonreí ante las palabras de mi chico y lo abrace nuevamente.— Te amo, maldición. ¿Qué hice para merecerte?
— ¿Te quedas a dormir? — Me preguntó y yo asentí. Me quite la ropa y tomé la camisa de Archie, me la puse y me acomode con él en la cama.
— Te amo, Sara.— Beso mi cabeza y se acurrucó conmigo.
