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Verónica Lodge había sigo mi destrucción. No quería dejarla ir, pero aún valoraba mi autoestima, o lo que quedaba de ella. Ya no quería depender de ella, no podía depender de ella más. No había sido valiente para decirle, no había sido valiente para terminar con esto. Mi luz se estaba apagando, me estaba muriendo lentamente.
Verónica me había utilizado. Me había manipulado y engañado de la manera más cruel posible. Me enamoró y después de recibir todo lo que tenía para darle, me dejó y ahora su nuevo amante era Archie Andrews.
— Lo siento, Cher.— Susurré mirando al suelo mientras mi hermana acariciaba mi espalda.— Yo le conté a Verónica sobre el negocio de nuestro padre y le ayude a descubrir al asesino de Jason.— Termine de confesar mientras me limpiaba las lágrimas.
— Hey, no es tu culpa, Verónica te manipuló, ella es un mounstro que manipula con maldad. Lo hizo por el bien de todos, pero no tuvo porque lastimarte de es forma.— Mi hermana me abrazó dejando que llorara en su pecho.
El timbre de la casa sonó repetidas veces haciendo que Cheryl se levantará molesta. Abrió la puerta y mi corazón se aceleró al ver a Verónica parada con un ramo de rosas en sus manos. Limpie mis lágrimas rápidamente y me levanté de el sofá.
— Largo de aquí.— Grito Cheryl y Verónica negó.
— ¿Puedo hablar contigo, Denisse? — Murmuró. Mire a mi hermana y asentí. — Hablemos afuera.
Cheryl me dejó salir y camine con Verónica hasta el patio. Me entrego el ramo y lo rechacé. Mi corazón estaba roto y no podía permitir que me hiciera más daño. Ya no.
— No quiero que estés triste.— Dijo Verónica. Retrocedi cuando su mano intentó tocar mi mejilla y negué.
— ¿Por qué estaría triste? Rompiste con mis sueños, con mi sonrisa y hasta con mi corazón.— Comencé a hablar.— Digo, y si lo estoy no debería importarte. Hoy te ves feliz caminando a lado de Archie.— No iba a aferrarme hasta el final, sabía que lo de nosotras no podía ser. Éramos completamente distintas de cualquier manera.
— Nena, entre Archie y yo no hay nada, únicamente...— Verónica intentó explicarme pero la interrumpí antes de que terminara de hablar.
— ¿Lo estás usando? ¿También? ¿A caso esa es tu manera de relacionarte con las personas? — Me reí amargamente y limpie bruscamente las lágrimas.
— Por favor, Denisse, escuchame.— Suplicó la pelinegra.
—No, no puedo, no puedo.— Me di la vuelta dejando ahí a la chica y antes de entrar a la casa murmuré.— No me vuelvas a buscar.
Las cosas no eran fáciles, no confiaba en Verónica para nada y no por llegar a mi casa con un ramo de flores quería decir que iba a perdonarla. Sus palabras no valían de nada para mí. Ya no.
