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Reggie me había pedido un día antes de la cita que me pusiera algo elegante, así que aquí estaba. Con un vestido rojo arriba de las rodillas y un maquillaje ligero, pero con toque fino, esperando en la entrada de mi casa.
Un coche negro se detuvo y Reggie salió con gafas de sol puestas y un traje negro, su aspecto me dejó sin aliento por lo guapo que se veía.
— Hola, guapo. — Murmuré una vez frente frente él. — Te ves genial.
Ambos sonreímos.
— Y tú te ves hermosa. — Se inclinó hacía mi para dejar un largo beso en mi mejilla, lo cual me hizo sonrojar.
— Entonces, ¿a dónde vamos? — Pregunté, curiosa.
— Oh, no puedo decirlo. — Mostró una sonrisa genuina. — Es sorpresa.
