Capítulo 8: El regalo de Erwin

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【𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐈𝐈𝐈: 𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐆𝐀𝐋𝐎 𝐃𝐄 𝐄𝐑𝐖𝐈𝐍 】

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Se podría decir que aquel día finalmente pudieron encontrarme un hogar temporal. La inspectora Nanaba había sido muy rigurosa con todo el procedimiento y estaba eternamente agradecida con ella ya que finalmente podría vivir en paz o al menos, eso creía.

Hace dos semanas que comencé a vivir con Levi en su departamento. Solía ser algo estricto con la limpieza incluso en varias ocasiones llegué a creer que era algo extremista, pero así era él y mientras estuviera en su casa tenía que respetar sus reglas.

En cuanto a nosotros dos, las charlas eran muy cortas a veces llegaba a ignorarme, creía que había algo malo hasta que me di cuenta que simplemente él era así. A la hora de comer era una completa pesadilla para ambos ya que el azabache no tenía buenos dotes en la cocina y decía que no era muy saludable comprar comida en la calle todos los días, así que a pesar de no conocía muchas recetas trataba de colaborar en lo que pudiera para no comer lo mismo todos los días.

Me había costado mucho tratar de asimilar la muerte de los niños, sentía que era una cruel mentira pero al verlos en el ataúd me devolvió a la amarga realidad. Todas esas promesas, todo lo que habíamos planificado junto a Eren había sido en vano.

El día de hoy finalmente íbamos a recibir la primera visita del trabajador social. Habíamos limpiado toda la casa, hasta los rincones que menos imaginaba tenían que estar impecable, según el azabache no era ni una cuarta parte de una limpieza extrema.

—Deberías darte un baño— sugirió el azabache mientras tomaba un poco de agua, ambos estábamos verdaderamente agotados.

— ¿No sabes a qué hora llegará? — negó en respuesta.

Usualmente hablábamos muy poco, sin embargo, sentía que de unos días hacía acá estaba más distante de lo normal. Una parte de mí sentía que era incomodidad, pero guardaba mi distancia y hacía las cosas del pie a la letra para no molestarlo en lo absoluto. ¿Realmente era incomodidad lo que el sentía o son cosas mías?

Aquella gran duda dominó mi cabeza, quería enfrentarlo y preguntarle para sacarme de dudas y en caso de que fuese algo malo tomar cartas en el asunto, pero ahora no era el momento.

Me di una larga y refrescante ducha y otras preguntas surgieron en mi cabeza. ¿Por qué me cedió su habitación así cómo así?

Quizá no le gusta su habitación. Pensé mientras me terminaba de lavar el cabello.

También causaba curiosidad que viviera solo; en aquella ocasión cuando estábamos en El Imperial llegué a pensar que quizá tenía pareja y fue cuando me entregó el pijama, ¿realmente no había nadie en su vida?

DANGEROUS © | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora