Capítulo 12: El deshuesadero

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【𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗𝐈𝐈: 𝐄𝐋 𝐃𝐄𝐒𝐇𝐔𝐄𝐒𝐀𝐃𝐄𝐑𝐎 】

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Aquel sitió era un completo desastre; escombros, sangre y mucho humo. Los bomberos no habían tardado en llegar y Erwin trataba de convencerlos de que todo ocurrió gracias a una fuga de gas, no podíamos correr el riesgo de involucrar a la policía en esto.

—Señor, ¿me permite verificar que todo esté en orden? — un paramédico me sacó de mis pensamientos.

Ignoré su pregunta mientras analizaba mis brazos los cuales estaban llenos de sangre, me miré en el reflejo del único cristal que se mantuvo a pesar de la explosión y mi rostro estaba cubierto por el mismo líquido rojizo. Cerré mis ojos con frustración y negué con la cabeza.

—No, gracias.

Me levanté y fui hacia donde se encontraba mi superior hablando con el capitán de los bomberos.

—Gracias por su tiempo, señor Smith — finalizó el capitán y se despidió de ambos.

—Niccolo esta devastado... — habló Erwin una vez que nos encontrábamos nosotros dos solos.

—Se perdieron muchas vidas — interrumpí al rubio, mientras observaba a Niccolo llorando desconsolado a lo lejos por su restaurante — además, él sabía en lo que se metía y los riesgos que conllevaba el bajo mundo — hice una pequeña pausa al ver cómo sacaban varios cuerpos; enteros, incinerados y por partes — Su jodido restaurante se puede recuperar, la vida de Nifa y los demás fallecidos no.

Erwin se quedó callado analizando detenidamente mis palabras, claramente no era culpa de nadie, pero no era el momento de llorar por algo que tenía solución. Para nuestra mala suerte, Niccolo se percató de nuestra presencia y se acercó a nosotros.

No puede ser, lo que faltaba.

— ¿Están bien? — Cuestionó el rubio mientras nos miraba a ambos para luego centrar su mirada en mí — Lamento tu perdida, Ackerman.

—Procura que al remodelar ese chiquero quede elegante y limpio en honor a quienes fallecieron ahí.

—Sí, señor — respondió mientras hacía una reverencia.

—Tsk, ¿vas a usar eso, mocoso? — señalé la toalla blanca que sobresalía de un bolsillo de la filipina que vestía.

Niccolo inmediatamente me entregó la toalla en las manos y no dude dos segundos en limpiar la sangre que tenía en mi rostro y mis brazos, una vez que me aseguré que no había ningún rastro de sangre le devolví la toalla en sus manos.

— ¿Vienes o te quedas, Smith?

—Iré enseguida.

Subí a mi vehículo junto con Erwin, no tenía ni la menor idea de lo que haría para encontrar a la mocosa pero estaba contrarreloj. No había pistas ni testigos, pero de lo único que estaba seguro era que Kenny tenía un as bajo la manga, la bomba había sido una distracción, pero lo que verdaderamente me preocupaba era las razones por las que tenía cautiva a _______.

DANGEROUS © | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora