Capitulo 6 Regresando

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Naruto casi sintió el dolor de Abi cuando le ayudo a empujar el hueso nuevamente dentro de su pierna, haciendo que soltara un suspiro largo por el dolor contenido, incluso aunque podía soportar el dolor, miro como le dolía más a ella que a él hacer eso.

—¿Estas bien?— le pregunto suavemente Abi con las manos manchadas en sangre.

Las manos de la Nakano temblaban bastante después de haber colocado las piernas del rubio donde se suponían que iban, pálida como un muerto.

Una leve sonrisa apareció en la cara del Ojiazul, sentado sobre una cama en donde vivía el doctor de Nami, después de la pelea con Kiyoshi toda la aldea se había puesto en celebración cuando todos los hombres de Gatō habían dejado su pueblo –y la faz del mundo– finalmente.

En vez de que alguno de Konoha matase a Gatō, habían dejado que los de la ciudad se hicieran cargo del magnate.

Un linchamiento sería la mejor forma de definir como fue lo que le paso al dueño de las empresas, había sido golpeado, torturado y masacrado al punto que iba a vivir el resto de sus días conectado a las maquinas del hospital de Nami, solo conectado allí para prolongar su sufrimiento.

Todas y cada una de sus posesiones fueron tomadas por los habitantes de la aldea. Naruto no había conocido una sola vez al hombre, pero no sentía nada en particular por el hecho de que lo habían puesto en un calvario absoluto.

Más que nada, estaba concentrado en las fracturas que tenía en las piernas, donde el hueso rasgaba limpiamente hueso y tendón.

Con las manos nerviosas, Abi dio un fuerte tirón hacia adentro y el hueso desapareció en la carne maltratada y atravesada.

Aunque Naruto controlaba bien sin llanto ni movimientos innecesarios, no podía ocultar el dolor con las cantidades de sudor que descendían por su cara ni por la palidez en su piel.

El rubio no emitió el menor ruido, pero cuando ella alzó la mirada para comprobar su estado vio su expresión encogida en contención de un último gruñido. Lo único que salió de su boca fue un suspiro largo antes de dejar caer la cabeza húmeda por el sudor sobre la almohada, descansando.

Las manos de Yue brillaron en un color verde de forma suave mientras sanaba lo que el Chakra de Naruto no podía—Tienes que tener más cuidado la próxima vez, casi pierdes las piernas— le dijo ella con nerviosismo, limpiando sus manos en una toalla más que manchada en sangre.

Su Chakra Yang fue mandado a sus piernas para sanar el hueso y la carne, dejando sus piernas moderadamente como nuevas, dejando el aire salir de sus pulmones mientras hacía la cabeza hacía atrás.

—Supongo que ya estoy bien— dijo Naruto dejando que su cuerpo por fin descansase del dolor—. ¿Qué hay de ti?— le pregunto suavemente a Abi, que se sentó sobre la cama, al igual que Naruto, parecía haber dejado atrás una gran cantidad de estrés.

La pelinegra suspiro, y luego alzo una mano.

Naruto parpadeo levemente cuando ella le pico la nariz con el dedo, haciendo que pusiera la cabeza hacía atrás, y ella le miro, algo enojada—Preocúpate más por ti mismo, tonto.

Frotándose la nariz, el Ojiazul cerro un ojo con algo de vergüenza—Yo... ¿lo siento?— pregunto antes de ver por encima de la ventana, una enorme cantidad de luces se veían en toda la ciudad, el jolgorio afuera era digno de un carnaval.

OlvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora