Sheila
Las gotas de lluvia caen fuertemente contra el auto, el tráfico es un asco; ningún auto avanza y me frustro porque tengo el tiempo encima. Agradezco a Dios cuando la situación cambia y me apresuro para llegar al hospital lo más rápido posible.
Estaciono el auto tiempo después, tomo mi paraguas y salgo corriendo hacia el interior del lugar. Cuando llego justo donde guardamos nuestras pertenencias, me encuentro con una de mis compañeras a la cual saludo con amabilidad mientras dejo mis cosas donde se debe.
Ella me informa que el doctor Gómez hace momento pregunto por mí, ya que necesita hablar urgentemente conmigo. Le agradezco que me haya avisado y rápidamente me marcho a buscarlo, pero cancelo ese pensamiento cuando tomo el ascensor y veo que el doctor entra también junto con dos personas más.
― Buenas noches, señorita Evans ― Saluda
― Buenas noches ― Susurro
Antes de salir del ascensor el doctor me pide que lo acompañe y no tardamos mucho en llegar a la habitación 301. Ahí nos encontramos al paciente aún dormido junto con una de mis compañeras que revisa que todo esté en orden.
Ella sale segundos después de que nos devuelve el saludo, miro al doctor y este está concentrado anotando algo.
― El paciente ya podrá irse a su casa mañana ― Me dice sin levantar la mirada
― Bien, eso lo hará feliz ― Sonrío
― Sheila, uno de sus hijos está pidiendo una enfermera personal para el señor ― Me vuelve a ver ― Alguien que sea bastante responsable y esté pendiente de él todo el tiempo.
― Sinceramente no me sorprende que ellos quieran contratar a alguien que lo cuide ― Digo ―. Siempre es lo mismo en estos casos.
― Ya sabes cómo son las familias con los adultos mayores, para ellos nunca tienen tiempo porque pasan ocupados por su trabajo. Al menos el señor ha tenido suerte ya que no está en un acilo de ancianos.
― Tiene razón ― Murmuro, y frunzo el ceño confundida al darme cuenta de algo ―. ¿Y por qué me dice a mí que necesitan a alguien? No me diga que….
Asiente.
― Te he recomendado ya que el paciente se ha llevado muy bien contigo, y, además, eres la indicada para esto.
Sonrío leve ― Gracias por tomarme en cuenta
― ¿Entonces aceptas? ― Pregunta y sin protestas acepto la responsabilidad ―. Búscame luego en mi oficina, ¿está bien?
― Sí.
El doctor sale de la habitación y yo vuelvo a ver a don Alfredo que ha sido una persona muy amable. Él sufrió un paro cardiaco el cual lo llevó casi a la muerte, se encontraba compartiendo con sus nietas minutos antes y les pegó tremendo susto. Recuerdo que ambas estaban demasiada preocupadas y solo se tranquilizaron cuando se enteraron que todo estaba bien.
A mi mente llega otra vez una pregunta que me ha invadido desde que leí su nombre completo, pero dejo de pensar en eso cuando me digo a mi misma que no es la única persona con ese apellido.
Justo cuando decido irme el señor se digna a despertar. Sonrío cuando me saluda y me quedo cerca de la camilla.
― Ya me quiero ir de este lugar ― Dice
Aquí vamos de nuevo.
― Mañana podrá regresar a su casa. No se desespere.
― Muchacha, no sabes lo que es estar postrado en una cama y sentirse tan inútil. ― Trago con fuerza
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Inmarcesible
RomanceSinopsis Ella sabía que amarlo le traería consecuencias, pero aún así se arriesgó porque lo amaba. Él tenía claro que sentía más que una atracción y, aún sabiendo que podía llegar a lastimarla, decidió volverla suya hasta la eternidad. Después de...