Capítulo 9

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Sheila

― Espero que esta vez queden bien, recuerda que la última vez que hicimos galletas casi incendiamos la cocina de mamá ― Paola ríe junto con su prima

― Paola la destructora de cocinas ― Dice Violeta entre risas

A las chicas se les ocurrió hacer unas galletas para acompañar el café. El reloj marca las siete de la noche, mi mirada viaja a Gael que se le nota cansado, pero no protestó cuando sus primas decidieron quedarse unas horas más. Sus brazos están sobre el mostrador, de vez en cuando revisa su celular y me mira de reojo.

Recuerdo lo que sucedió hace unas horas y frunzo el ceño, molesta.

¿Qué cree Gael Relish? ¿Qué el mundo gira su alrededor?

Pues que equivocado está.

Hoy había elegido una ropa diferente a lo que he estado usando últimamente, cuando tuve el vestido en mis manos dudé en ponérmelo porque recordé un pequeño detalle -el cual no debí de darle tantas vueltas- y no sabía que podría pensar Gael al verme, pero sí tenía el presentimiento que con alguna estupidez tenía que salir.

Lo he estado viendo tan a menudo y cada vez detesto más que me mire como si fuese yo la mujer más maldita del mundo. Eso soy para él, lo tengo claro, pero debería de disimular el rencor y odio que me tiene. No creo que le gustaría que alguien de su familia noté que hubo algo entre nosotros y termine por averiguar todo, ni siquiera a mí se me hace agradable la idea.

Nuestro pasado es un secreto.

Un secreto que debemos guardar y olvidar.

― ¿Tengo algo en la cara, señorita Evans? ― Me sonrojo ante la pregunta de Gael. ¿De verdad no le he quitado la mirada de encima? ― o ¿Acaso quiere decirme algo, pero lo está dudando?

Maldito seas.

― Solo estaba notando lo cansado que se encuentra ― Murmuro acercándome al mostrador para servirme un poco de jugo de naranja. Tal vez la estupidez se hace presente en mí o tal vez sólo quiero averiguar algo después de lo sucedido ―. De seguro fue un día agotador, así que espero que pueda relajarse, descansar como se lo merece ― Coloco mi mano sobre su muslo y lo siento tensarse ante mi tacto. Subo lentamente, pero me detengo antes de llegar a mi supuesto objetivo ― porque no es un buen momento para que alguien más termine en el hospital.

Cruzamos miradas y luego me alejo un poco de él. La ventaja que tenemos es que las chicas están al otro lado -al frente de su primo- así que no pueden notar nada de lo que llegase a hacer.

― Sheila tiene razón, debes cuidarte y no trabajar en exceso ― Dice Paola y sonrío leve ―. No me gustaría verte enfermo

― Y no pasará, tranquila. He estado descansando como se debe ― Me mira de reojo ―, no hay ningún problema conmigo

― Si deseas... puedes irte a casa. El tío Fabian puede venir por nosotras o bien podemos quedarnos para mañana

Gael niega ― Yo las traje, yo las llevo ¿entendido, Violeta?

Ella afirma rodando los ojos ― Como quieras.

Tomo de mi jugo mientras me siento al lado de él, vuelvo a colocar mi mano sobre su muslo para jugar solo un poco. Sus primas nos dan la espalda, él aprovecha la oportunidad para hacer lo mismo que yo, muerdo mi labio cuando siento su mano subir con lentitud y trago con fuerza cuando la mía toca su erección.

Tal como lo recuerdo...

Lo oigo gruñir bajo al apretar levemente

― No juegues con fuego, cariño.

InmarcesibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora