Capítulo 18

20 6 6
                                        

Sheila

Espero que tengas un excelente inicio de semana, mi chica hermosa.

13:29 pm

Perdón por estar medio desaparecido, tengo un asunto pendiente por ahí, pero prometo ir a visitarte.

13:30 pm

Sonrío leve al leer los mensajes de Dereck, hace unos días que no sé de él -desde aquella noche- y tampoco le he escrito porque no quería molestarlo. Le contesto con rapidez y luego entro al auto para conducir a casa. Miro a don Alfredo -que se encuentra en el asiento del copiloto- que tiene me mira con curiosidad.

Nos encontramos en el estacionamiento del hospital, hoy le tocaba otra de sus sesiones y por el momento todo marcha bien. Puedo notar cierto cansancio en él, pero trata de fingir que está mejor que nunca.

― Parece que alguien recibió un mensaje bonito de alguien ― Murmura y rio leve mientras me coloco el cinturón de seguridad ―. ¿Algún galán, enfermera Evans?

Enciendo el auto ― Es un amigo... Bueno, fue mi novio hace tres años, pero terminamos porque él se fue a Francia y una relación a distancia no nos convenía

Termino por confesarlo. Don Alfredo se ha ganado mi confianza, ha sido muy amable conmigo y prácticamente ya lo estoy viendo como el abuelo que nunca tuve.

― ¿Y por qué no? Cuando el amor de dos personas es fuerte y verdadero, no hay nada en este mundo que pueda contra ellos ― Sus palabras -por alguna razón- hacen que piensen en Gael y no en Dereck ―. Puedo asegurarte, que no importa cuantas veces el destino los separe... si en verdad quieren estar juntos, si sus sentimientos son reales y puros; Dios sabrá cómo hará el trabajo para que unirlos de nuevo

― Tal vez... por esa razón él me dijo que había vuelto por la mujer de sus sueños ― Digo, sin despegar la vista del camino ―. Qué locura ― Susurro riendo leve

― ¡Ahí está! ― Exclama, con cierta diversión ―. El muchacho ha vuelto por ti y eso es una señal de que en verdad te ama

Me ama. Dereck me ama, pero nunca pude llegar a tener ese fuerte sentimiento por él.

― Puede ser ― Me detengo en un semáforo en rojo. Toco con las yemas de mis dedos el dije de mi collar, del collar que me regaló aquella noche cuando... ―. Yo la verdad no sé que pensar, he pasado por tanto que... estoy tan confundida con mis sentimientos

Don Alfredo se mantiene en silencio, es cómo si buscara las palabras correctas para decirme algo. El sol desaparece y las nubes negras hacen su aparición, tal parece que vendrá una fuerte lluvia. Continuo nuestro camino cuando el semáforo cambia de color. Al llegar a casa estaciono el auto, salgo antes de él para sacar la silla de ruedas que están en la parte de atrás, vuelvo y lo ayudo a bajar y a sentarse

― Gracias, Sheila ― Susurra

No le respondo, solo sonrío leve mientras entramos a la casa. Lo llevo directo a su habitación, sé que desea descansar y aunque lo niegue, sé que es así. Lo ayudo acostarse en su cama, cuando estoy apunto de irme detiene.

― Quiero hablar un momento contigo. Así que toma asiento, muchacha de Dios ― No protesto, solo pido lo que hago y tomo asiento al borde la cama ―. Hace un buen rato que estás conmigo y he podido notar cierta tristeza, preocupación, confusión en algunas ocasiones. Diría mi nieta Violeta: veo en ti un aura de luz que es opacado por una de oscuridad. Y lo que pensaba me lo has confirmado hace unos momentos en el auto ― Suelto un suspiro y me mantengo en silencio ―. No voy a exigir que me cuentes lo que te sucede, pero... si es un problema grande que tiene remedio; apresúrate a resolverlo para que estés liberada y puedas continuar en paz.

InmarcesibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora