Capítulo 6

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Sheila

Es sábado y Paola llega con una sorpresa para su abuelo. Violeta -quién es la otra nieta de don Alfredo- ha llegado junto con su familia hoy por la mañana y con costo soportó hasta el mediodía para visitar a su abuelo; quién ha estado algo mal estos últimos días, pero todo pasa después de unos minutos y vuelve a ser el mismo señor de siempre.

Se lo he comentado al doctor Gómez y ya tenemos una cita para realizarle unos estudios, luego de tener la fecha exacta llamé a Gael para comunicarle sobre la novedad y él no dijo nada al respecto, pero al menos me agradeció por mantenerlo informado de todo. Además, gracias a Dios fue una llamada rápida y no hubo tiempo para que alguno de los dos hiciera alguna pregunta de lo sucedido el martes.

Hoy harán una gran fiesta para los chicos que volvieron de Italia, y ahora sí que estará toda la familia. Don Alfredo me ha pedido que lo deje ir a la gran celebración, pero yo no lo veo bien y aunque el trate de darme su mejor ánimo; sé que nada marcha bien. Mi decisión de no dejarlo ir se lo comenté a Gael y él estuvo de acuerdo, bien sabe que todo sea por el bien de su abuelo.

En estos días he estado aún más pendiente de él, llega a tratar de ocultar sus dolores, pero siempre los llego a notar. No quiero adelantarme a nada, pero los síntomas que está presentando no me gusta para nada porque es señal de tener... En fin. Mis sospechas no se los he dicho a nadie porque es mejor que nadie se alarme, no sin antes hacerle los estudios necesarios.

Me encontraba en mi habitación ordenando un poco mis cosas -que he estado utilizando últimamente- cuando de repente alguien murmura mi nombre y me volteo

— ¿Pasa algo? — Pregunto viendo algo confundida a Paola

— El abuelo me comentó que no quieres dejarlo ir a la fiesta familiar, ¿por qué?

Suspiro. No puedo mentirle.

— Voy a ser sincera, don Alfredo no se ha encontrado bien estos últimos días y aunque hoy se levantó con una gran energía; sé que algo anda mal con él y de verdad necesita descansar

— ¿Ni siquiera por un rato? — Niego —. Te suplicaría, pero sé que al final el abuelo querrá quedarse hasta que termine toda la celebración.

— Exactamente — Su mirada se queda fija en las jeringas que tengo en la mano. Frunzo el ceño cuando se va acercando más y toma mi uniforme entre sus manos —. ¿Paola?

— Es bonito — Susurra —. ¿Fue difícil?

Entiendo a qué se refiere.

— Ninguna carrera es fácil ni imposible de terminar.

— Me hubiese gustado estudiarlo ¿sabes? — Deja el uniforme donde estaba y toma el estetoscopio —. Solo que mis padres quisieron que estudiara leyes y no me dejaron ninguna opción.

— Todos se fueron por esa carrera, ¿verdad?

Niega.

— No todos. Solo Gael, Aaron, David y yo. La única que se salvó fue Violeta, aunque apenas está en la secundaria; mi tía ya le brindó su apoyo para que estudie lo que desea: Criminología — Suspira —. Me alegro por ella, al menos una de las dos va a seguir su verdadero sueño. Yo por más que quiera no tendré esa posibilidad y tampoco sería capaz de irme en contra de mis padres.

Me quedo en silencio por unos minutos pensando en sus palabras, analizando el brillo que tiene sus ojos al tomar mis cosas. Paola tiene la edad suficiente como para decidir lo que quiere hacer con su vida y de estudiar lo que le plazca, pero es ese tipo de hija que se esfuerza tanto para quedar bien con sus padres. Esa que solo quiere ser el orgullo de ellos y deciden obedecerles en todo

InmarcesibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora