Gael
Bebo la botella de whisky como si fuese agua. Vuelvo a escuchar cada uno de los audios enviados por el desconocido y es tan difícil aceptar que todo fue real.
Sheila Evans sí logró lo que tanto planeó con anhelo: Dejarme muerto en vida.
Me hierve la sangre al pensar cuantas veces se burló de mí junto con su tía. Todas las notas de voz fueron enviados a esa otra escoria. Carajo. Ahora entiendo por qué la vieja esa estuvo al pendiente de nosotros desde que nos casamos, claro; tenía que ayudar -de alguna u otra forma- a su única sobrina.
— Hubiese preferido una infidelidad que la muerte de mi hijo — Murmuro, en voz alta y en la soledad de la habitación —. ¡Eres un imbécil, Gael Relish! Eres un completo imbécil.
¿De qué me sirvió cambiar y amarla? De nada. Solo me aprendí algo: las mujeres pueden ser más hijas de puta que nosotros.
― ¡Gael! ― El pequeño grito de Victoria me hace reaccionar ―. ¿Te encuentras bien? Te fuiste por un momento
Asiento, algo confundido.
Son las siete de la mañana y nosotros nos encontramos en la cocina. Al ver como la rubia termina de encender las velas digo:
― Si todo está listo. Subamos.
Mientras nos dirigimos a la habitación de nuestra hija y pienso en lo sucedido, es algo que siempre -durante el cumpleaños de Ariana- suele suceder. Desde que nació, desde que estuve mes tras mes celebrando por su vida, no he podido evitar el pensar en aquel hijo el cual me arrebataron.
Entro a la habitación de Ariana en silencio y en vez de ella llevarse la sorpresa; yo me la llevo al verla despierta y jugando con su muñeca sobre la cama. Victoria -quien venía a mi lado- niega leve con una sonrisa en su rostro.
Nuestra hija no nota nuestra presencia hasta cuando empezamos a cantar
― Feliz cumpleaños a ti. Feliz cumpleaños a ti ― Cantamos al unísono. Mi pequeña sonríe mientras nosotros nos acercamos ―. Feliz cumpleaños, pequeña Ari. Feliz cumpleaños a ti
― Pide un deseo y sopla las velas, mi amor ― Murmura Victoria con cariño
Ella se encargó de preparar el pastel favorito de nuestra hija. Ari al verlo besa la mejilla de su madre y luego la mía
― Juntos, ¿sí? ― Hace un tierno puchero
― Está bien, princesa. Los soplaremos juntos ― Digo y segundos después pagamos las tres velas
― Quielo mucho ― Susurra y nos abraza
Esta vez no la corregí, lo dejé pasar por ser su día.
Victoria es la primera en entregar su regalo, parece que el día de su regreso; ellas dieron un paseo y de casualidad pasaron al frente de una juguetería y Ari no pudo evitar querer una de las tantas muñecas que vio.
La pequeña felicidad en su rostro me hace sonreír, un simple regalo se le hace tan maravilloso.
― Glacias, mami
― De nada, mi amor.
Se suponía que hoy estaríamos todo el día fuera de casa, iríamos los tres a ciertos lugares que tenía en mente, pero a Paola se le ocurrió realizar una pequeña comida familiar -por la tarde y en su casa- para celebrar. Aunque quise negarme, no pude porque yo tuve la culpa de confesarle que hoy -28 de junio- era el cumpleaños de mi hija. No sé en qué estaba pensando en ese momento, pero luego me arrepentí de habérselo dicho.
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Inmarcesible
Roman d'amourSinopsis Ella sabía que amarlo le traería consecuencias, pero aún así se arriesgó porque lo amaba. Él tenía claro que sentía más que una atracción y, aún sabiendo que podía llegar a lastimarla, decidió volverla suya hasta la eternidad. Después de...