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La vida normal, no siempre es tan normal cuando dentro del círculo de la sociedad todos están llenos de especialidades y dependen en su totalidad de los héroes para mantener el control de los estragos causados por los villanos y sus ideales de des...

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La vida normal, no siempre es tan normal cuando dentro del círculo de la sociedad todos están llenos de especialidades y dependen en su totalidad de los héroes para mantener el control de los estragos causados por los villanos y sus ideales de destrucción o maldad.

Las personas debido a esto, quieren ser héroes, seguir los pasos de sus modelos a seguir, otros quieren ser como All Might, quizá como Endeavor, tal vez como Hawks o Best Jeans, admirar Mount Lady y otras heroínas en su fuerza y belleza; pero otros... Hay otros que no tienen nada de eso, y parte de esos otros, está Keiko.

Keiko nació sin particularidad alguna, sin un don, no fue "bendecida" con algo en lo que pudiera convertirse en héroe o estar fascinada entrenando para explotar ese don; sólo era una chica de veintiun años estudiando en una Universidad, con trabajo de medio tiempo. Sí, la vida de una persona cualquiera en una sociedad llena de excepcionalidades. La controversia de las personas sin un don, se demuestra en la exclusión de todos los ámbitos posibles, Keiko no sólo era excluida de su círculo universitario, también del ámbito laboral y hoy más que nunca la presión de subsistir y la agridulce independencia le estaban aplastando en su interior.

¿Qué motivos tendría Keiko, además de tener veintiun años, para estar tan desesperada en conseguir un trabajo que pudiera cubrir al menos parte de las necesidades básicas del ser humano?

Pese a ser joven entrando a la edad adulta, su madre ha fallecido hace tres años, nunca conoció a su padre, tiene una hermana mayor que vive en otro país, sin embargo, ésta última sólo supo hacerle la vida añicos en los primeros meses de la partida de su madre, terminando donde está ahora. Afortunadamente, su madre había dejado una herencia muy pequeña para ella, el cual únicamente corresponde a los gastos de su carrera universitaria, un leve alivio al no tener que dejar la universidad.

—Lo siento, no podemos contratarte debido a que no posees un don para nuestra empresa.

Ya era la quinta vez que escuchaba eso en el transcurso del día, se sentía abrumada, rendida, molesta y más que todo impotente, tanto que decidió desahogar parte de su frustración pateando una pequeña lata de gaseosa camino a casa, pensando en cómo podría pagar los servicios del mes y qué comer.

—Vaya mierda de vida, ¿Cómo es que pueden rechazar una estudiante de Psicología cerca de su etapa práctica? —Murmuró para sí misma a regañadientes mientras pateaba la lata— ¡Ah, qué frustrante toda esta situación, lavar platos en un restaurante no me es suficiente para todo estos gastos y los ahorros se acaban! —Exclamó alto, pateando más fuerte la lata, chocando contra el neumático de una camioneta oscura y lujosa, llamando la atención de quien se encontraba recostado en ella.

Una persona alta, gabardina blanca hasta sus talones con una capucha y una máscara de la peste negra fue lo que la fémina pudo observar, por su cabeza pasó que quizá sea un tipo de disfraz, no estaba muy familiarizada con las noticias de héroes y villanos jugando al gato y al ratón.

Se miraron un par de segundos, avergonzada en que quizás aquel sujeto había escuchado sus reproches provocó que sus mejillas se adornaran en un suave rojizo, decidiendo tomar otra ruta.

—Oye, tú. —Habló, causando que ella se detuviera antes de dar la vuelta— Es de mala educación lanzar basura en lugares ajenos.

—Disculpa, no tenía intención de lanzar basura hacia tu auto, sólo se me fue un poco al patearla. —Habló la fémina avergonzada, recogiendo la lata de basura colocándola en el bote de basura más cercano.

—Eso veo, escuché tus gritos y pareces estar molesta, ¿Buscas empleo?

La castaña guardó silencio y desvió su mirada, a este punto de su vida sintió que estaba tocando fondo, pero el sentido común era importante como para dar información a alguien que prácticamente le había tirado basura; dejó ir de sus labios un sonoro suspiro, por su parte, el sujeto detrás de su máscara de peste negra le miraba fijamente, esperando respuesta.

—No es importante. —Respondió la castaña—Me disculpo nuevamente, buenas noches. —Finalizó, dándose vuelta para seguir su camino a casa.

—Oye. —Llamó una vez más, deteniendo a la muchacha— Ten esto, si necesitas empleo, llámame, tenemos una vacante en nuestro lugar.

Keiko al escuchar esas palabras sintió como si un milagro estuviera frente a ella, ¿Alguien brindándole una vacante de trabajo y todo por una lata vacía y aplastada de gaseosa? ¿Quién era este tipo, un ángel con cara de cuervo? No lo sabía, pero su estado de necesidad y el instinto de supervivencia la convencieron de tomar lo que extendía aquel muchacho entre sus dedos: Una tarjeta de presentación.

—Shie Hassaikai... —Leyó la castaña— Nunca he escuchado este nombre, pero muchas gracias por ofrecerme tu contacto eh...

—Chrono, dime Chrono. ¿Cuál es tu nombre?

—Keiko. —Respondió la fémina.

—Un placer, Keiko. —Respondió Chrono— Bien, ya que nos hemos presentado, llama a ese número únicamente si quieres tomar la vacante de trabajo.

—Gracias, lo tendré en cuenta Chrono-san. —Respondió ella amablemente, para luego despedirse levantando su mano, yéndose de allí.

Ante la conversación, el castaño de ojos miel que cubría parte de su rostro con su máscara de la peste negra color rojo había concluido otro de sus negocios, observó detenidamente a ambos, hasta ver cómo Keiko se despedía y se retiraba del lugar.

—Ah, Overhaul, haz terminado. —Habló, abriendo la puerta trasera; el mencionado sin decir nada entró al auto. Acto seguido, Chrono tomó el asiento del piloto, encendiendo el auto empezando a conducir a su siguiente destino.

—Chrono —Llamó el castaño— ¿Qué estabas haciendo?

—Recuerdas que hablamos sobre tener una asistente, ella estuvo media cuadra gritando lo molesto que era no poder conseguir empleo, así que le di la tarjeta.

— ¿Sólo por escucharla quejarse?

—Overhaul, la verdad me gustaría dormir unas horas extras. Sé que desconfías, pero tengo su nombre, buscaré la información necesaria sobre ella, si no te parece la adecuada, puedes matarla y reclutar otras personas.

—Mi confianza no debería ser un juego de shogi, Chrono. —Respondió el castaño firmemente, mirando el espejo retrovisor del auto— Quiero toda la información posible de tu candidata.

—Sí, Overhaul.

𝗔𝗦𝗜𝗦𝗧𝗘𝗡𝗧𝗘 | 𝐨𝐯𝐞𝐫𝐡𝐚𝐮𝐥 ;; 𝐜𝐡𝐢𝐬𝐚𝐤𝐢 𝐤𝐚𝐢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora