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Estaba mal, todo estaba mal, la cabeza de Keiko estaba ignorando la voz de Sir Nighteye, su interior estaba asustado, lo que tenía escondido en su teléfono podría ser, además de una clara evidencia física, su soga al cuello para llevarla a prisión

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Estaba mal, todo estaba mal, la cabeza de Keiko estaba ignorando la voz de Sir Nighteye, su interior estaba asustado, lo que tenía escondido en su teléfono podría ser, además de una clara evidencia física, su soga al cuello para llevarla a prisión. Tomó una bocanada de aire y decidió levantarse, guardando su teléfono en los bolsillos de su uniforme; todos la observaron bajar las escaleras del auditorio del salón de clases, la voz de Sir Nighteye se había pausado causando un silencio total, persiguiendo con la mirada el cuerpo joven de la castaña que se dirigía a la puerta.

—Señorita Arima, ¿Hacia dónde va? —Preguntó su profesor cruzándose de brazos, los ojos de la policía, los héroes y sus compañeros de clases se posaron en ella.

—Quiero ir al baño si no es molestia, profesor Saito, no me he estado sintiendo bien y quiero refrescarme un poco. —Explicó con una leve sonrisa.

—Niña, —Llamó el héroe con traje de oficinista— toma tus cosas y ve a enfermería, estás pálida, Lemillion ve a acompañarla.

—Sir Nighteye no se preocupe, le pasa muy seguido, no tiene un don así que suele sentirse enferma como cualquier ser humano normal. —Habló su profesor, la mirada del héroe de traje verde se posó en ella, la cual mantenía la misma sonrisa mientras asentía a las afirmaciones de su profesor— Es una buena estudiante, pero no está adaptada a la situación de vivir entre héroes.

Keiko desvió la mirada, le molestaba que su profesor la subestimara de esa forma, humillarla indirectamente no le hacía gracia, sin embargo, el chico de cabellos rubios ignoró las explicaciones del profesor incluyendo los pequeños murmullos y risas entre dientes, recogiendo así la mochila y libretas de la castaña y con una sonrisa se acercó quedando frente a la castaña.

—Vamos, te acompañaré. —Habló Lemillion, su sonrisa parecía cautivar los ojos castaños de la fémina, como si no tuviera ninguna oportunidad o momento de encontrar tristeza en aquellos ojos azules— Llevaré tus cosas si estás de acuerdo.

La castaña se limitó a asentir y junto al joven con el millón en su pecho salió del aula de clases. Keiko no pronunció ninguna palabra durante el trayecto, sus pensamientos se ubicaban en Chrono y la tarjeta que escondía en sus bolsillos naciendo una ligera necesidad por correr a casa.

—Por aquí, Lemillion-kun. —Habló la castaña guiando sus pasos hasta llegar a la enfermería— Es aquí, muchas gracias por acompañarme.

—Entraré contigo, —Respondió el rubio, podía jurar que en su voz se encontraba la preocupación por ella— si te dan alguna excusa para irte a casa, quiero entregarla por ti al profesor.

La castaña alzó una de sus cejas observando fijamente la sonrisa del héroe; sintió repulsión, no por él, el simple hecho de tener a los héroes en la universidad mientras los demás se burlaban de ella bajo sus narices era algo que no comprendía. Decidió ignorar aquella resistencia que creaba con los héroes y optó por hacerle caso a Lemillion, entrando juntos a la enfermería.

—Keiko-chan, buenos días, ¿Otra vez enferma? —Habló la enfermera con una sonrisa— ¿Quién es este apuesto joven? ¿Tu novio?

—Buenos días Mai-san, no, no es mi novio, no salgo con héroes y menos si es menor que yo. —Respondió la castaña sentándose en la camilla, mientras que Lemillion dejaba la mochila de la castaña en una silla—Mai-san, otra vez estoy pálida, no sé si será la anemia o un posible resfriado.

—Si no te haz desmayado, entonces no es anemia, Keiko-chan. —Respondió la mayor— Héroe, perdone el rechazo de Keiko-chan, no le gustan los héroes, ni los dones, nació sin uno y cuando la conocí se creyó que era una leve envidia o resentimiento; pero sólo ha creado resistencia contra los héroes, ¿Cuál es tu nombre? —Añadió dedicándole una sonrisa suave, mientras tanto Keiko mantenía arqueada una de sus cejas, entendía que Mai la mirara con ojos empáticos, pero justificar su molestia hacia los héroes como si fuera su madre era extraño.

—No se preocupe, no es necesario que me explique, s-soy Lemillion, un placer conocerla Mai-san. —Respondió el rubio.

—Lemillion, ¿Qué se les trae a los héroes a esta universidad?

—Pues, buscamos que los estudiantes recurran a llamarnos debido a que All Might se ha retirado, la Liga de Villanos empezará a hacer sus movimientos y la Yakuza ha salido a la luz, principalmente el Shie Hassaikai y su líder Chisaki Kai.

El cuerpo de Keiko se tensó al escuchar las palabras del rubio; un sonido había interrumpido la conversación que provenía del teléfono de la castaña, Mai le había permitido contestar y vio el número de contacto, era su jefe del restaurante en donde trabaja.

— ¡Ah Keiko-chan! ¡Buenos días!

—Buenos días jefe, ¿Cómo se encuentra?

—He estado bien, Keiko-chan el motivo de mi llamada es el siguiente, hemos contratado a un nuevo lavaplatos que su don ayuda con el agua para dejarlos más limpios en menor tiempo, por lo tanto quedas despedida, puedes pasar por tu pago cuando salgas de clases. Muchas gracias por tu esfuerzo.

Colgó la llamada y suspiró llamando la atención de ambos, ahora sí había tocado fondo, el único trabajo que le quedaba se le había arrebatado un tipo que usa el agua como don; bajó de la camilla y le pidió a Mai el papel para retirarse a casa, la mayor había visto la decepción en sus ojos y optó por entregarle el papel sin preguntar nada.

—Ten, Lemillion-kun, dijiste que lo llevarías por mí, te lo agradezco. —Habló suavemente, dejando el papel en las manos del rubio, tomó sus cosas y salió de la enfermería.

Estiró su cuerpo y masajeó ambas sienes, salió de la universidad colocándose sus audífonos caminando hacia al restaurante donde trabajaba con la intención de buscar su pago, no se sentía molesta, sabía que en algún momento eso pasaría, no por nada la habían rechazado más de cinco veces. Tampoco se molestaba con su jefe, pues era un amigo de su madre quien le dio el trabajo para que ella pudiera reponerse, una buena persona a la que sólo le deseaba que su negocio fuera próspero; llegó al local retirando los audífonos de sus orejas, saludando a sus ya ex-compañeros adentrándose a la cocina.

—Hola jefe.

— ¡Keiko-chan! Creí que saldrías más tarde. —Habló su ex-jefe, lavando sus manos para acercarse a la castaña— ¿Viniste por tu pago?

—Me sentía algo mal así que voy a casa, pero su llamada me ha desviado hasta aquí.

—Lamento despedirte, pero debemos hacer cambios constantes, pero bueno, acompáñame por favor.

—No es nada, no soy quién para interferir en sus decisiones, es su negocio, usted sabe lo bueno y lo malo. —Respondió la castaña saliendo de la cocina siguiendo los pasos del mayor hacia donde sería la oficina— Además usted fue amable en brindarme empleo aunque no tenga un don.

Ambos entraron a la oficina, el dueño del restaurante se acercó al escritorio abriendo uno de los cajones sacando un grueso sobre y al lado del escritorio, habían varias bolsas de compras con ingredientes.

—Keiko-chan, sé lo difícil que ha sido desde que Meriena-san falleció, por tu arduo trabajo y responsabilidad en tus estudios, quiero agradecerte con esta pequeña despensa que hice para ti y un pago del medio año que te quedaba trabajando con nosotros. Tu madre estaría orgullosa de ti, Keiko-chan.

𝗔𝗦𝗜𝗦𝗧𝗘𝗡𝗧𝗘 | 𝐨𝐯𝐞𝐫𝐡𝐚𝐮𝐥 ;; 𝐜𝐡𝐢𝐬𝐚𝐤𝐢 𝐤𝐚𝐢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora