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Keiko inhaló el aire por su nariz y exhaló por su boca, sus manos temblaron al punto de no poder sostener sus libros entre sus dedos

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Keiko inhaló el aire por su nariz y exhaló por su boca, sus manos temblaron al punto de no poder sostener sus libros entre sus dedos. Mantenía su mirada chocolate en los ojos negros de su hermana mayor, quien sorprendida y a su vez, indignada, observaba cómo su hermana menor no cedía a sus caprichos.

Decidió irse, empezar a caminar lo más rápido que pudiera a la Universidad con la ligera esperanza en que realmente su hermana mayor se largara de su hogar, preferiría quemar todo lo que había dentro y vivir bajo un puente si tendría que convivir con ella de nuevo, no volvería a ese infierno.

De sus pensamientos irracionales se vio expulsada al sentir el teléfono vibrar en los bolsillos de su camisa en su uniforme de la facultad, con el botón de sus auriculares mientras caminaba contestó la llamada, escuchando la voz de su jefe, frenándola de lleno.

—B-buenos días, señor. —Habló aún congestionada de la discusión, volviendo a respirar con profundidad— ¿En qué puedo serle útil?

—Mira hacia el callejón a tu derecha, camina hacia allí. —Ordenó su superior.

Keiko miró a ambos lados, hoy extrañamente no concurría mucha gente. Con precaución y a paso lento obedeció a la orden de Overhaul, no había mucha iluminación pese a estar bajo la luz del día. A su vez, el castaño se mantenía en el otro lado de la llamada, apareciendo frente a la castaña, esos profundos y curiosos ojos dorados apuñalaban su alma y sus más profundos pensamientos; con un sutil ademán retiró el teléfono móvil de su oreja, finalizando la llamada frente a ella quien se encontraba a una distancia que él podría considerar prudente.

Overhaul es frío, cero empático y si quería podía dominar a su asistente hasta decidir cómo matarla, usarla y quizá jugar al ajedrez japonés como estrategia en la recolección de información de héroes para sus planes ambiciosos y egoístas. El de hebras desordenadas y castañas observaba las manos de Keiko contraídas en su pecho sosteniendo dos o tres libros, su uniforme azul con su camisa manga larga negra y su peinado la hacían ver como una enfermera de un hospital. Supo en su mirada lo ajetreada y confundida que está luego de haber confrontado a su hermana; Hari no le había dado información acerca de sus familiares, pero es algo que a él le gustaría averiguar por sí mismo. De su asistente sin un don, sobreviviendo en un mundo de enfermos que sólo quieren ser héroes.

—Sígueme. —Habló firmemente, abriendo la puerta que estaba a su izquierda.

Ambos castaños se adentraron a un amplio pasillo, habían algunos trabajadores quienes le daban una reverencia al joven líder; Keiko notó que dicho lugar estaba totalmente limpio y aseado, tanto que pudo sentir el fuerte olor a cloro afectando sus fosas nasales.

La fémina levantó su mirada encontrándose con la espalda amplia del castaño, su chaqueta verde oliva con la felpa púrpura de su capucha, su aseado ropaje y su forma de caminar hicieron que sus mejillas se plantaran de suave carmín. Overhaul era por mucho más alto que ella y aunque tuviera su rostro cubierto, ella creía que al menos compartían la misma edad o quizás el era mayor por un año o dos.

𝗔𝗦𝗜𝗦𝗧𝗘𝗡𝗧𝗘 | 𝐨𝐯𝐞𝐫𝐡𝐚𝐮𝐥 ;; 𝐜𝐡𝐢𝐬𝐚𝐤𝐢 𝐤𝐚𝐢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora