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El día ni siquiera había terminado y ya habían problemas que probablemente Keiko no dejaba de pensar; con las bolsas llenas de comida dio un agradecimiento interno una enésima vez, no esperaba que su jefe fuera tan amable con ella pese a despedirl...

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El día ni siquiera había terminado y ya habían problemas que probablemente Keiko no dejaba de pensar; con las bolsas llenas de comida dio un agradecimiento interno una enésima vez, no esperaba que su jefe fuera tan amable con ella pese a despedirla, pero estaba bien, por ahora todo estaba bien.

Su cabeza daba vueltas alrededor de una sola cosa: La tarjeta del Shie Hassaikai. Las palabras de Chrono aumentaban la tensión en su cuerpo, relacionarlo con la información que dieron aquellos héroes podría ser una manera de decir que debe ser más discreta o en el peor de los casos, arruinar su vida; le costaba pensar con frialdad toda la situación, tener en cuenta algo tan ilegal como lo era la Yakuza ya era una forma de perder la cabeza y jugar con la ética y moral de lo que se consideraba bueno o malo en sus veintiun años de vida.

Al llegar a casa miró sobre su hombro aquella camioneta oscura, no entendía qué ocurría al reconocerla, no entendía por qué aquel vehículo estaba tan cerca de ella a sabiendas que, por el momento, no había hecho nada que considerara en su paranoia una persecución, un secuestro o un acoso.

Volvió a suspirar entrando a casa, su mochila la lanzó al sofá con cansancio, tomó las bolsas yéndose a la cocina a organizar cada vívere, lavando las frutas y verduras se dio cuenta que poco a poco su refrigerador se veía lleno de comida y sonrió aunque preocupada, puesto que la comida puede acabarse y ahora no tenía un trabajo con qué sustentarse.

Escuchó que tocaban su puerta, confundida frunció el ceño mientras secaba sus manos terminando de lavar y organizar se acercó al lente de su puerta; tragó en seco al ver a Chrono junto a otras personas con una característica máscara de la peste negra, en medio de ellos estaba el castaño con su máscara rojiza en forma de pico, no quería abrir, esperaría a que se fueran o eso creería.

—Arima Keiko, —Habló alguien, la castaña reconoció la voz de Chrono— si no quieres llamar la atención, es mejor que abras la puerta pacíficamente.

La ligera advertencia le hizo temblar, acercando nerviosamente su mano al pomo de la puerta abriéndola; inspiró el aire lentamente, mientras que los ojos aburridos de color miel observaban los ojos castaños de la fémina.

—Pasen, por favor. —Escuchó decir, observó como se hacía a un lado de la puerta, permitiendo que los demás pasaran, por último entro él hacia aquella casa.

La primera impresión del castaño ante la casa de la fémina fue lo cuidada que estaba, el olor a detergente de lavanda inundó sus fosas nasales pese a la máscara que cubría la parte baja de su rostro; todo se encontraba limpio, al menos lo suficiente para que él pudiera respirar libremente. Reconoció la valía de la muchacha, permitir que entrara el Shie Hassaikai a su casa era suficiente motivo de su interés si es que por lo menos tendría en cuenta eso; libremente decidió sentarse en el sofá más amplio de la sala, los demás estaban de pie tras él, su mirada recorrió toda la sala hasta dar con ella quien estaba de pie, jugando nerviosamente con la pequeña toalla de fibra entre sus manos.

𝗔𝗦𝗜𝗦𝗧𝗘𝗡𝗧𝗘 | 𝐨𝐯𝐞𝐫𝐡𝐚𝐮𝐥 ;; 𝐜𝐡𝐢𝐬𝐚𝐤𝐢 𝐤𝐚𝐢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora