Capítulo XXXVI (Final)

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¿No dice el dicho que después de las risas vienen las lágrimas?

Estaba segura que tenía que pasar, pero me negaba a verlo.

***

Al día siguiente de haber aceptado salir con Sebastián, él como todo un caballero me espero en la puerta de la universidad y me acompañó hasta mi salón, y no voy a negar que eso me pareció un lindo detalle, en especial a mis amigas quienes estuvieron más que emocionadas cuando nos vieron llegar y así obteniendo su respuesta a lo sucedido el día anterior porque no les había contado nada; sin embargo, ese día y cada momento libre que tuvimos entre clases me abordaron con preguntas.

Era un poco estresante, pero agradecía que sucediera ya que todas parecían volver a estar de buenos ánimos por mi relación con Sebastián.

A la salida Sebastián me espero y me ayudó a cargar los carteles que habían tenido mis años amigas y me habían entregado ese día.

—¿Por cierto quién hizo los carteles? —le pregunté.

—Yo escribí en los carteles, pero la decoración fue todo de tus amigas —me respondió.

Tenía sentido, ayer no me había fijado en ello, pero el día de hoy lo hice por lo que había surgido la duda.

Saliendo de la universidad vi a Alejandro a unos metros de donde estábamos.

—¿Qué sucede? —me preguntó Sebastián mirando en la dirección que hacía— ¿Él es tu amigo? —preguntó sin molestia en su voz.

Yo asentí.

—¿Crees que...? —empezó a preguntar antes de detenerse y negar —Olvídalo, ya se va —señaló.

Y así era. Alejandro había dado media vuelta yéndose en dirección opuesta a la que estaba.

Me dolía pensar que nuestra amistad estuviera en esa situación; sin embargo, no podía hacer nada al respecto.

No pensaba renunciar a Sebastián y lo que teníamos, pero tampoco quería perder la amistad de Alejandro.

Sebastián me abrazo sin decir nada y aprecie el gesto.

—Gracias —susurré con la voz un poco quebrada.

—Siempre que quieras, bonita, estaré para ti —me respondió abrazándome un poco más fuerte.

El viernes no estaba segura de sí tuve buena suerte o no, ya que me encontré con Alejandro mientras estaba con mis amigas caminado en el parque de derecho.

La sorpresa en el rostro de mis amigas era evidente además de que escuche varias maldiciones por parte de Cayla y Katrina que parecían tener ganas de asesinar a Alejandro más que cualquiera.

—Hola, Stefanía ¿Podemos hablar? —me preguntó ignorando a las chicas conmigo, lo que no era un movimiento exactamente sabio por su parte.

Cayla y Katrina se veían a punto de responderle y darle su opinión; sin embargo, Ari y Rave se encargaron de detenerlas.

—Está bien —acepte después de todo sabía de qué quería hablar conmigo y aunque quisiera posponerlo solo lo haría peor.

—¿Estas segura? —me preguntó Cayla con un tono de que no estaba de acuerdo con lo que hacía y pensaba que me iba a retractar.

—Estoy segura —le respondí a mi amiga que acepto mi decisión a regañadientes.

Cuando ambos nos quedamos solos Alejandro dijo— Mañana temprano me iré a Wiss.

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