Capítulo XX

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¡Por fin era lunes! Nunca había estado emocionada un lunes, no que recuerde en ese momento, pero aquel día lo estaba.

Después del fin de semana que había pasado me sentía mucho más relajada y con un peso menos encima, aún me sentía mal por la situación con Alejandro pero no había algo que pudiera hacer con él estando lejos.

No pienses en eso, estas empezando la semana me dije pero era difícil, Alejandro había sido una persona muy especial en mi vida y que la relación entre ambos estuviera como lo estaba me carcomía el alma.

En el camino a la universidad me encontré con Raven que estaba imprimiendo un trabajo que debíamos presentar para la última clase.

Estábamos conversando de ello y de las posibles preguntas que haría el profesor cuando de la nada dijo— Por cierto, ¿sabes que Cayla está molesta?

—No, no sabía ¿Por qué está molesta? —le pregunté con recelo, nunca, nunca me había gustado que alguna de mis amigas estuviera molesta y menos Cayla, muy aparte de nuestra amistad me daba miedo cómo reaccionaría con los demás, conmigo, por su humor.

—No, no lo sé, pero ya sabes cómo es la muchacha —respondió Raven encogiéndose de hombros.

—Sí, pero no tiene sentido hablé con ella ayer y estaba normal.

— Cay a veces se enoja sin motivo solo tratemos de llevarla como siempre —me dijo tomando las impresiones que le daba la chica y pagándole— No le des tantas vueltas seguro después se le pasa, siempre se le pasa.

—Ojalá —susurré.

Caminamos juntas al salón donde ya estaban Katrina, Ariana y Cayla, a quien definitivamente si se le notaba que estaba molesta, y en cuanto nos vio se puso de pie bajando con sus cosas para llegar a mi lado.

—Vamos afuera —dijo y me llevo con ella sin darme tiempo a decir nada.

Estaba nerviosa ya que Cayla molesta era impredecible, bueno siempre lo era, pero además de eso ni conciencia me decía que ella sabía que yo le había dicho a Katrina acerca de su ex.

—No quiero entrar a clases... ¿Faltamos?

—Uh...

No está molesta conmigo pensé porque de lo contrario no me diría eso.

Ahora el punto era faltar a la clase que teníamos, no era que prestara mucha atención pero el profesor a veces tomaban asistencia y dudaba que nuestras amigas pudieran firmar por nosotras el control de asistencia si se daba el caso.

—Igual no hacemos nada, anda, di que sí Steffi —pidió Cay y cedí.

Un día más que falte no iba a cambiar mucho, o quizás sí, pero no pensaría en ello en ese momento.

—Bueno ¿Y a dónde iremos? —le pregunté.

—No sé, vamos al parque mientras tanto —me respondió mientras y yo asentí— Uh... Vamos por aquí —dijo llenándome en dirección opuesta antes de susurrar— No mires atrás, el profesor estaba llegando al salón —me explicó.

—Ah...

Caminamos en silencio hasta llegar a una parte alejada del parque, Cayla parecía más tranquila pero apagada, por lo que supuse que sea lo que sea que le haya pasado la hizo molestarse tanto como ponerse triste, la pregunta era ¿Qué? Alberto estaba en prisión, en las clases nos iba bien, o bueno tanto como se podía, su familia estaba bien por lo que me contaba.

—Cuéntame algo —dijo de repente sacándome de mis suposiciones.

—¿Cómo qué? —le pregunté.

Bonita casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora