40. Laxway.

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40.

Nunca había existido algo más insano que los hermanos Laxway.

Desde su nacimiento, cosas extrañas pasaban con ellos. Provenían de una familia marcada por la violencia, con trastornos y enfermedades que volverían loco a cualquiera.

Era de admirar la labor de la madre de esos tres niños, porque había soportado todo eso que ellos hacían, solo por el amor que les tenía, porque el amor real de una madre no se igualaba a ninguno.

Durante los dos años que estuvo sola con Nathaniel, lo vio como el niño más hermoso del mundo. Sus rizos negros y ojos azules eran impresionantes, además de esa mirada juguetona y sagaz. Pero cuando llegaron sus hermanos, supo que sus hijos estaban contaminados por la maldad de su familia.

Stefan por otro lado, era idéntico a ella, y parecía ser un niño dócil y algo callado, pero en su mirada podía ver cómo en ocasiones los celos y las ansias de poder se avistaban.

Por último, Dean era su favorito, y ella no se esforzaba en esconderlo. Era la viva imagen de su padre; era inteligente y astuta, por demás atento con ella, parecía el más normal, pero eso se debía a que su intelecto era mayor al de sus hermanos; él sabía a la perfección como actuar para ganar el cariño y amor de los otros, y después valerse de todo lo que le daban.

A medida que iban creciendo, notó como sus actitudes se veían más marcadas, pero se refugiaba en el pensamiento de que solo eran estampas de la niñez, hasta el día en que Nathaniel tuvo su infección en el ojo. Había estado junto a Dean el día en que se la hizo, y todo había sido provocado al intentar desenterrar el cadáver de un perro en el patio del vecino.

No entendía para qué querían hacer eso, hasta que Dean le explicó con lujo de detalles sus estudios.

Eran un niño obsesionado con aprender, y eso lo había llevado trabajar con cuerpos en descomposición y miles de cosas más. Por su parte, su madre lo veía solo como alguien que trataba de conocer el mundo a su forma, y celebraba todo lo que hacía, pero eso no hizo más que aumentar los celos que Stefan ya sentía por su hermano.

Los años pasaron, y los problemas incrementaron.

Ella amaba a sus hijos, pero no estaban bien, por eso los colocó en el instituto, pero ese también sería un error, porque allí Dean condenaría a los ocho, y de paso a algunas personas más. Stefan se enamoraría y volvería a una chica su mundo, y Nathaniel... él sería guiado por sus instintos, pero todos estarían llevando consigo veneno y perdición.

Él día en que mataron a su padre, había sido uno como cualquier otro, había sido una muerte como otra, porque para en su mente o moría él o lo hacían ellos.

Las peleas, las muerte y la sangre siempre correría, pero de nadie inocente, porque desde la visión Laxway, todos los seres humanos eran malos, perversos y corruptos, empezando por ellos mismos.

Ellos marcarían el camino de la historia incluso antes de que comenzara.

Ellos serían quienes acabarían con todo, porque cuando los tres hermanos estaban juntos solo podían significar dos cosas: Algo nuevo iba a empezar, o algo realmente grande debía terminar, costase lo que costase, porque la ley Laxway era que el mundo estaba a sus pies, ellos dirigían y todos debían obedecer. Sobre todo si la inteligencia y curiosidad de Dean Laxway llevaba a las personas a conocer mundos oscuros que debieron haber permanecido ocultos. 

...

Holaaa.

Quería decirles que si llegaban a tener una duda o algo que quisieran compartir conmigo (sea una imagen o algo con respeto a la obra) pueden escribirme, siempre podré responder lo que quieran, claro sino es el final de historia. Me gustaría ser mas interactiva con ustedes ;3

Espero y estén disfrutándolo. 

Cuando el sol se escondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora