Capítulo 12

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—Muy bien. Ahora, suelta el embrague lentamente —dijo mi padre remarcando la palabra.

Lo único que llegué a sentir, fue un movimiento brusco y mi rostro quedando a escasos centímetros del manubrio. Mi padre está exactamente igual al lado mío.

—Vale, así no. Piensa que es un lego que estás a punto de pisar, lo ves justo a tiempo y retiras el pie delicadamente para no pisar esa cosa del demonio.

Lo miré, sonriendo.

—Hacía mucho que no te oía maldecir, Bob. —Me llevé una mano al pecho, con fingida sorpresa— ¿Es esta una nueva feseta sobre ti? ¿tendré que empezar a taparle los oídos a Robin desde ahora?

—Esas pequeñas cosas son mortales —negó con la cabeza— una vez me caí de la escalera. Además, los dos sabemos que Robin maldice en lengua de señas cuando lo hacen enojar.

—Sí, pero no cuenta ya que el resto no sabe que les está diciendo blasfemias.

—Touché.

Estámos en frente de mi casa. Papá me enseña algunas cosas básicas sobre conducción de vehículos, así al cumplir los años iré a hacer la prueba de manejo para conseguir el carnet. Con él podré ayudarlo a llevar al pequeño rubio a todos lados e inclusive a mí.

Suspiré.

Hacia alrededor de dos semanas que no tenía noticias del idiota. No me buscó, no me escribió y yo tampoco pienso hacerlo. Y con cada día que pasaba me sentía aún más estúpida por estar decepcionada.

Ojalá cierto pelinegro estuviera en frente del auto así pudiera soltar el embrague 'lentamente'.

Tampoco había visto a Jonah ni Emma, tengo dos teorías. La primera, es que me evitan por haberlos visto y la segunda, es que se evitan entre ellos, pero como soy la mejor amiga de ambos, eso también me incluye a mí.
Aunque pienso ir de sorpresa a la casa de mi vecina.

—Cariño, ¿te sientes bien?

—Sí, claro, de maravilla.

Entrecerró los ojos. Pero al final parece ceder y se encoje de hombros.

—Fingiré que te creo.

—Sí, sí, ahora, ¿cual es el freno?

Mi padre me miró y por un momento pensé que sus ojos se saldrían de órbita.

—¿Por qué mejor no seguimos mañana?

—Solo bromeaba, ya sé que es este —señalé uno de los pedales y mi copiloto acentuó más su semblante— otra bromita, es este.

Acarició el volante.

—Si algo le llegase a pasar a Clotilde...

Fruncí las cejas.

—¿No se llama Lucía?

Pareció pensarlo unos momentos.

—Oye, me hiciste acordar, el otro día hablé con Lucas...

—¿Lucas?

Me sonaba el nombre de algún lado pero no tengo idea de donde...

—El padrastro de tu amigo, Aidan.

Sentí como un nudo se fue formando en mi garganta, tragué saliva, en un intento algo pobre por digerirlo, de alguna forma extraña. Evadí su mirada, fijando la mía al frente.

—Sigamos con la lección.

****

—Hola, desconocida —dije tirándome sobre su cama.

Un encuentro casual [PAUSADA MOMENTÁNEAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora