Capítulo 24

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— ¡Kore! ¡Levántate, cariño!

Levanté mi cabeza de la almohada, aún con la vista borrosa logré ver el número nueve en la pantalla de mi celular.

-¡Papá son las nueve de la mañana de un jodido domingo!

Volví a hundir mi cabeza en la almohada, tratando de recuperar el hilo de mi sueño, lo cual es horrorosamente en vano ya que eso es imposible.

Domingos, mi único día para dormir hasta tarde sin restricciones y me lo interrumpen. En esta casa esa ley es sagrada así que no sé por qué a Bob se le da por molestar.

Agggggggg odio el este mundo cuando me despiertan.

Siento un leve golpe en mi hombro.

—Rob, yo te aprecio mucho hermanito, por eso sería una lástima que te termine revoleándote el primer objeto que tenga al alcance de mi mano.

Escuché su leve risita.

>>Ríete cuando tire tu consola por la ventana.

A decir verdad, ayer en la noche me quedé hasta tarde hablando por llamada con Aidan. En mí defensa... no me arrepiento de nada. Lo llevaron del hospital hasta su casa esa misma mañana y en la noche me llamó preguntándome si estaba lo demasiado ocupada como para no hablar. Y quién era yo para negarme ante una pobre persona inválida en su cama hasta nuevo aviso.

Volví a sentir un roce en mi hombro.

Alguien desea con muchas ganas quedarse sin su consola.

—Joder Robin Marte Tompson... —y me quedé en blanco ante la persona que tenía frente a mí— maldita sea todo lo que es bueno en esta vida.

En menos de un segundo yo estaba encima de Albert, asfixiándolo con mis brazos hasta más no poder.

>>Joder, joder, joder, joder, joder...

Sentí como se movía debajo de mí, riéndose. Mientras al mismo tiempo rodeaba sus brazos a mi alrededor, apretujándome más con él.

—También te extrañe, Lili, mucho, mucho, mucho más de lo que podrías siquiera imaginar en tus más locas y descabelladas ocurrencias.

Levanté la vista de su cuello, a pesar de tener los ojos completamente borrosos, logré divisar a través de sus lentes que él estaba igual o incluso peor que yo, por un momento creí que le sangraría el ojo. Tenía el cabello bastante más largo que la última vez que lo vi hace unos años, además de algo de ¡barba!

>>Pero aléjame tu aliento matutino, por favor, huele fatal.

Ladee una sonrisa y empecé a soplarle viento desde mi boca.

>> ¡Mierda! ¡No! ¡Aléjate de mí, horrorosa bestia de la cueva!

—¡Llevas aparatos dentales! —exclamé, algo sorprendida de tener una nueva versión de él en vivo y en directo.

—Lo sabrías si contestaras mis llamadas, desagradecida. No me contestaste una sola vez en tu jodido cumpleaños ¿sabes cuantas veces te llamé? ¡Como unas cincuenta! ¡Y las últimas treinta lo hice desde un teléfono público porque se había vuelto a ir el internet ya que las llamadas por internacionales salen un ojo de la cara!

—Awwww, ¿de veras hiciste eso por mí?

Sinceramente vi las llamas del teléfono de mi amigo pero luego de quedarme dormida me olvidé por completo de devolverle la llamada y sobre el resto, era un número desconocido. Me pareció perturbador que alguien que no tenía registrado me llamara tantas veces.

Enarca una ceja mientras me observa.

— ¿Es broma cierto? Haría eso y mucho más por ti, Lils, eres una de las personas más importantes en toda mi vida. Y mira que eso no lo digo mucho.

Un encuentro casual [PAUSADA MOMENTÁNEAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora