Capítulo 14

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—Niños, podrían dejar de ser dramáticos y bajarse de una vez por todas de la atracción. —Habló la voz de la encargada pero luego habrá recordado que sigue en horario laboral y añadió— Y disculpen los inconvenientes.

Abrí los ojos lentamente. Aún estoy viva, eso es seguro, mis pulmones siguen teniendo oxígeno y puedo sentir el pulso de mi corazón a toda marcha. Lo que no estoy segura es como terminé abrazada a cierto pelinegro como si fuera una sanguijuela y él un pedazo de carne con apetitosa sangre a la cual devorar.

¿Pero qué?

Los recuerdos vuelven a mi casa como si hubiese sido algo realmente idiota olvidarlos. Creí que la atracción se caería. Y a partir de eso, ninguna consecuencia que abordara de ello era agradable.

— ¡Oye! —lo empujé con mi mano en su cara— chico de los ojos oscuros, espacio personal, por favor y gracias.

Parpadeó un par de veces, confundido, mirándonos de hito en hito desde la encargada hacia mí. La chica, por cierto, está masticando un chicle de forma tan ruidosa y asquerosa junto a mi oreja hasta el punto que me dan ganas de atarla a esta atracción del demonio para verla sufrir.

—Eh, disculpa.

La rubia en frente nuestro nos mira con una clara señal de expresión en todo su rostro, la cual era, 'lárguense'.

Me sigue mirando así y la pienso demandar por daños colaterales hacia mi persona.

Me levanté, aún aturdida, al dar unos cuantos pasos me tambalee un par de veces.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Aidan.

—Bien, solo confundida, en serio creí que esa cosa se vendría abajo, ¿Tú como te sientes?

—Un poco patidifuso, pero no hay de qué preocuparse. Y no estás equivocada Kore, aquella atracción estuvo a punto de caerse.

—¿Qué? —Ahogué un grito— ¿Cómo?

—El ruido que hizo fue demasiado estridente, como de algún engranaje rompiéndose, —negó con la cabeza— no creo que haya sido mera casualidad. Esa cosa estuvo a punto de derrumbarse, pero no lo hizo, tal vez de pura suerte.

—La muerte nos persigue, querido Aidankins.

—Creo que la muerte me sigue la pista más a mí que a ti.

Me encogí de hombros.
—Es una posibilidad pesimista, pero una posibilidad.

Al darme cuenta ya estábamos en la entrada del parque.

—Eh, —se rascó la nuca— ¿te apetecería hacer algo?

Sonreí con cierta gracia.
— ¿Acabamos de casi morir en una atracción terrorífica, y tú me invitas a hacer algo?

Entrecierra sus ojos, observándome.
— ¿Te has puesto a pensar que todas las decisiones que tomamos tal vez eviten nuestra muerte en una realidad del futuro alternativa?

Parpadee, terriblemente confusa.
— ¿Eh...? —Negué con la cabeza— Si estás tratando de confundirme para que acepte, es un truco demasiado sucio de tu parte.

— ¿Entonces... —me da una sonrisa— eso es un no?

—Yo diría que es mucho más un contundente...

Perdí el flujo de la conversación al ver sobre el hombro de Aidan una cabellera pelirroja bastante conocida. Enfoqué un poco más mi vista hasta que llegué a divisar con claridad el rostro al que le pertenece la cabellera, Ava. Y no está sola, si no que a su lado la acompaña Quinn, la cual parece muy risueña con un osito de peluche entre sus manos. Como si sintiera mi mirada sobre su nuca, la pelinegra hace el amago de girarse en mi dirección.

Un encuentro casual [PAUSADA MOMENTÁNEAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora