Un encuentro casual [PAUSADA MOMENTÁNEAMENTE]

Capítulo 18

Estamos volviendo del hospital con Emma. Felices. Emocionadas. Como dos simples y comunes adolescentes las cuales pudiesen conquistar el mundo si así lo deseasen.

—¿Qué tal todo con el idiota de Jojo? El desgraciado no pasa a saludarme desde hace semanas.

—Sí, hace tiempo que no nos reunimos todos, Quinn, Ava, Jonah, Ryler, Tyler —respondió, evadiendo claramente mi pregunta. Le codee— Vale, puede que ambos estuviéramos hablando de ejem... cosas y...

Le entrecerré los ojos.

—¿Se acostaron?

—¡¿Qué?! —Exclamó— ¿Cómo...? ¿Cómo diablos...?

—¿Eso es un sí o un no? —levanté y bajé las cejas.

Se encogió de hombros en un intento vago por cubrirse el rostro, que en estos momentos se asemeja a un tomate.

—No —murmuró.

—Entonces prosigue, querida Emma.

—Le dije que me gustaba.

La miré, con una fingida sorpresa e intriga.

—¿Y él qué te dijo?

—Que el sentimiento es recíproco... y luego me besó y me dijo que era la persona más hermosa que había conocido y que —se lamió el labio inferior con un leve rubor en los labios— vamos a intentarlo.

Al fin. Ya era hora.

Mi sonrisa no pudo ser más genuina.

—Oh —mira el reloj de su muñeca—, debo irme a entrenar, Lils. —me da nos beso en la mejilla— Nos vemos.

Negué con la cabeza. Tan distraída como siempre, aunque bueno nadie me supera a mí, aunque últimamente me estoy organizando bien con los horarios de clase, las tareas, mi vida social y.....

Aguarda... ¿hoy es jueves o viernes?

Reviso la fecha de mi celular. Joder. Es viernes. ¿Cómo pude ser tan cabezota para no darme cuenta? Redirigí mi camino. Por suerte el hospital no está tan lejos de la casa de Aidan, no creo que se dé cuenta. Bueno si, muy probablemente se dé cuenta.

Aproveché la caminata para llamar a Jojo.

—Hola —contestó al tercer tono.

—Así que sales con Emma —acoté sin resistirme—, gracias por avisarme, mejor amigo.

—Cállate —y por su tono de voz supe que estaba feliz—. Ni siquiera recuerdo como sucedió.

—Yo sí —sonreí—, ¿quieres que te refresque la memoria?

—No hace falta.

—Claaaro, en especial porque sé que lo recuerdas todo con sumo detalle, en especial la parte del beso.

—Por favor, piedad —habló, suplicante.

—Piedad mis polainas, me estuvieron jodiendo con su amor profundo y sentimental durante todos estos años así que merezco burlarme un rato.

—Espera, tú lo sabías —exclamó— ¡y no me dijiste nada!

—No era de mi incumbencia hacerlo. Además quería ver cuál de los dos tenía más valentía y se declaraba primero.

—Lo hicimos al mismo tiempo, para tu respuesta.

—Mentira. Fue Emma y luego tú respondiste.

—Cállate —refunfuñó—, no era una situación sencilla, ¿sabes? Si le decía que me gustaba y me rechazaba nuestra amistad se iba al caño.

—Pero si te decía que sí formarían una bella pareja y tendrían muchos hijitos pelirrojos o rubios o tal vez crearían una nueva especie mitad pelirrojo-rubio. Ese es el sacrificio de arriesgarse, no sabes si saldrá bien.