Capítulo 21: La libertad de Ela Stone

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"Estas energías que tanto se aman, que vibran con gestos, con sonrisas

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"Estas energías que tanto se aman, que vibran con gestos, con sonrisas... con el roce perpetuo de la distancia. Juramento de amor y dolor. Siempre perderemos juntos, pero separados venceremos las desavenencias del destino. Una lucha forjada desde los inicios del bosque. Amaneceres solitarios, y atardeceres que refulgen tu silueta hasta que el cielo, celoso, se llena de estrellas"

Acto final /R.W.

Finalmente, papá hoy salía del hospital. Ewan y yo fuimos los encargados de ir por él. Lyra y Simone prepararían los bocadillos para la fiesta sorpresa. Milo, Eva y Abel decorarían la casa con globos y con un lienzo de Bienvenido mientras que Kilian y Dolores iban a la tienda de ésta última para comprar las últimas cosas que faltaban.

Por supuesto que papá no sabía nada y lo único que él deseaba era volver pronto a casa. Ewan y yo seguíamos algo distanciados, pero cuando estábamos en su auto de camino a casa tomó mi mano y le dio un beso. El gesto aligeró la tensión, pero los dos manteníamos la distancia.

Cuando estábamos por llegar, Ewan me guiñó el ojo y yo le envié un mensaje a Lyra para que se prepararan. Ella respondió entusiasta, lo que me hizo sonreír.

—¿Cómo te sientes? —Le pregunté a papá.

­—Deseando ver a tus hermanos, pensé que vendrían también.

—Quisieron quedarse para ordenar la casa.

—Lamento sacarte del trabajo, Ewan —Él negó para restarle importancia, sin apartar la vista del camino. Le lanzó una mirada y una sonrisa a través del espejo.

—Descuida, quería hacer esto.

—Gracias por cuidar de mis hijos mientras estuve hospitalizado —Ewan aparcó justo al costado de nuestra verja, y se giró para sonreírle a mi padre.

—Fue un placer —Los dos nos bajamos, él se acercó para ayudar a papá y yo bajé la silla de ruedas, me acerqué y papá con la ayuda de Ewan se acomodó.

—¿Todo bien?

­—Ahora que estamos en la casa todo perfecto, dulzura —Sonreí emocionada, quería ver su expresión cuando descubriera la sorpresa. Cuando abrí la puerta, Ewan me ayudó con la silla de papá y cuando estuvimos los tres en la sala, las luces se encendieron y todos gritaron con alegría "¡Sorpresa!"

—¡Bienvenido Eros! —Exclamó Simone con la voz distorsionada con helio. Papá soltó una suave carcajada y Lyra y Leo se acercaron a él con rapidez. Con cuidado los dos se lanzaron a sus brazos.

—¡Cuidado! —Exclamé.

—Estoy bien, cariño —Sonrió él. Miré a nuestros invitados y todos nos sonrían. En un extremo estaban los padres de Simone, Fiona sonriendo, pero ese dejo de preocupación constante no la abandonaba, en cambio, su esposo sonreía bonachón. Al lado de ellos, Abel y Kilian permanecían sonrientes mientras ambos sostenían un ramo de globos de diferentes colores que soltaron en todas direcciones. Sus padres estaban un poco más atrás y les sonreí demostrando que tenía una deuda impagable con ellos. Dolores y Simone se movían al ritmo de la música, las dos con una copa en las manos y un poco más allá, como si no quisieran incomodar estaban Eva y Milo. Ella sonreía entusiasta, y Milo había vuelto a su estilo único de jeans gastados, una camiseta negra y sus converse amarillas. Y aquella gorra roja no podía faltar. La presencia de Milo aún no me hacía olvidar aquella pesadilla, por eso que cada vez que lo veía algo se agitaba dentro de mí. Ese sueño me tenía tan confundida, porque nunca había experimentado tantas sensaciones y mucho menos que, una vez terminado el sueño continuara ese huracán de sentimientos.

La casa del bosque [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora