Capítulo 35: La angustia que alquila una habitación en el corazón

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"La vida, en su último respiro, le presenta sus respetos a la muerte; y la muerte en un abrazo fraternal le da la bienvenida a la danza eterna de Los Otros"

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"La vida, en su último respiro, le presenta sus respetos a la muerte; y la muerte en un abrazo fraternal le da la bienvenida a la danza eterna de Los Otros"

Acto final/ R.W.

Me sentía desubicada, fuera de mí. Tan confundida que cada sensación por muy mínima que fuera me desconcertaba de un modo que no me sucedía desde que se fue mamá.

Necesitaba ubicar el centro de mí, canalizar la rabia y la confusión en la dirección correcta, pero estaba tan desorientada que nada me sacaba de aquel ensimismamiento.

Después de la discusión con Ewan decidí salir de casa, escapar de la confesión de papá y de mis propios sentimientos y por muy irónico que fuera todo, acabé en el lugar que lo inició todo para mí.

En el bosque.

Estaba sentada en el muelle, mirando el agua estancada que escondía tanto, o, eso decían las leyendas. Estaba a punto de llover, pero no me importó, mientras la luz del sol, que media escondida entre nubes negras iluminara el bosque, no sentiría miedo.

No podía sentir nada más que confusión, rabia, desesperación, tristeza, arrepentimiento, anhelo... angustia.

Las lágrimas brotaban de mis ojos y desde hace mucho rato no era consciente de ello, simplemente caían.

Mamá siempre fue una mujer cariñosa, la recordaba con una sonrisa eterna cuando miraba a papá o cuando arrullaba a Lyra y a Leo. Sonreía con la ternura de Leo y el vigor de Lyra. Con la sensatez que alguna vez admiré, con las ansias de una mujer que creía en leyendas y la convicción latente en su mirada.

Ela Stone representaba la vida, la razón más noble que crecía en mí cada vez que me leía un cuento antes de dormir o cuando me explicaba situaciones cotidianas. "A veces, dulzura, los padres cometemos errores por querer proteger a nuestros hijos, pero la vida es mucho más sabia y sabe situarnos ante las dificultades en el momento indicado". Siempre me repetía que yo jamás estaría sola, pero desde que se fue me sentía abandonada, rodeada de responsabilidades y secretos que nunca pedí.

La vida podía ser muy sabia, pero eso no le quitaba lo perra que podía ser.

¿Cuántas veces tuve la sensación de que el mundo entero estaba en mi contra?

Proyectos personales que no funcionaban.

Sueños que se contraponen con la responsabilidad.

Anhelar un viaje por todo el mundo, pero no tenía el dinero suficiente ni la valentía para enfrentar el desafío.

Añorar con el alma dar vida...

Mis hombros temblaron y un gemido escapó desde lo más profundo de mí. A veces simplemente escapaba de casa porque necesitaba llorar y no me gustaba que me vieran lidiar con la angustia que alquilaba una habitación de manera permanente en mi corazón.

La casa del bosque [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora