Capítulo 23: ¡No es mi culpa!

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"La luz  de la luna impactó tanto, que nuestros secretos fueron revelados al Lord de los oscuros" 

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"La luz  de la luna impactó tanto, que nuestros secretos fueron revelados al Lord de los oscuros" 

Acto final / R.W.

Con un suave estremecimiento dejé caer la cabeza sobre la almohada cuando el temblor abandonó mi cuerpo. Siempre era así, tan memorable y salvaje, tan único e irrepetible, tan cerca del cielo como del infierno. Sus manos abandonaron mi espalda y bajaron en un recorrido lento, sus dedos abarcando cada porción de piel que encontraban hasta que aquel viaje terminó. Sus dedos se anclaron en la parte posterior de las rodillas haciendo que rodeara su cintura.

Deslicé mi nariz en un camino de ir y venir por el lóbulo, recibiendo un gemido como recompensa. Una sonrisa se dibujó en mi rostro, ese sonido se convirtió con demasiada facilidad en uno de mis favoritos.

Mi cuerpo vibró cuando comenzó a reír.

Era la vida misma después de un coma eterno.

La alegría que brillaba y alejaba la amargura oscura y siniestra.

El final feliz de mi cuento predilecto, o, en este caso, la realidad de la leyenda más bonita del bosque. La Luna y El Sol.

Dejó un camino de besos en mi cuello, con esa ternura bañada en sensualidad que siempre me rendía a sus pies. Estaba mal, pero siempre disfrutaba del pecado. No importaba si solo era un simple contacto con los dedos cuando me entregaba el libro de clases, o, como ahora, que concretábamos la traición.

La luz de la luna se filtró por la ventana de su habitación e iluminó la cama, aquella testigo única de tanto amor prohibido.

¿Realmente debía ser prohibido?

Mi corazón delator se aceleró como símil de respuesta.

Nuestra travesía no era fácil, venía con un peso extra de complicaciones que desaparecían en momentos como éste.

Solo éramos él y yo.

La luna, el bosque y lo que sentíamos.

—¿Por qué siempre me cuesta decir que no? —Murmuró con la voz ahogada por mi cabello.

—Ni siquiera es una idea vaga en tu cabeza.

—Debería.

—Pero no lo es. También me ocurría al principio, pero es mucho más fuerte que yo.

—Todo es más fuerte cuando estás cerca, yo me siento más fuerte contigo entre mis brazos —Suspiró. Busqué su mejilla y le di un beso.

—Contigo la luna brilla más —Él apoyó los codos en la cama y me miró sonriendo. Mi corazón retumbó con fuerza en mi pecho y mi sonrisa se hizo más grande. Aquel centelleo de sus ojos siempre me maravilló, desde el primer día. Sin embargo, ahora era diferente. Todo era tan diferente. Mi piel quería reclamar ese fulgor como algo que solo me pertenecía, como si solo yo pudiera dejar aquel destello en sus ojos. Se mordió el labio y mató una sonrisa... que irónico, porque aquella curva llenaba de vida mis días. La vida entera.

La casa del bosque [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora