Capítulo 52: Milagro.

269 44 41
                                    

«¿Cuánto tiempo dura una promesa? En el bosque puede ser eterna, pero en tus labios es fugaz»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«¿Cuánto tiempo dura una promesa? En el bosque puede ser eterna, pero en tus labios es fugaz»

Cuentos de la muerte /R. W.

—¡Más rápido!

—No puedo ir más rápido —Milo le pegó un manotazo al volante—. ¿Me quieres explicar qué mierda está sucediendo? —Eva carraspeó y su hermano resopló—. Ahora no, Eva.

—Nunca es mal momento para recordar que las palabrotas nunca son un buen modo para la libre expresión.

—Gracias Evs —ironizó Lyra. Las dos iban en los asientos traseros, pero pegadas el respaldo del asiento del conductor y del copiloto.

—¿Quién es el hombre que atacó a Ewan? ¿Es el mismo que está atacando a todo el mundo? —inquirió Milo sin dejar de conducir. El trayecto desde el hospital a casa no era más de quince minutos, pero estaban siendo los quince minutos más largos de mi vida. Lyra no conocía mucho al respecto y no sabía si era prudente explicarle la verdad a Milo frente a ella.

—Ahora no.

—¿Cuándo? —preguntó—. ¿Cuándo ataque a Eva o a mí? —lo miré enarcando una ceja.

—Eso no va a suceder nunca, no lo voy a permitir —me lanzó una mirada furtiva y volvió a concentrarse en la calle.

—Nadie puede manejar eso, Hielo, y si sucede, no será tu culpa.

—Es posible que sea mi culpa —murmuré y Lyra me agarró del hombro.

—¿Por qué dices eso? ¡Ese tipo escogió este pueblo porque estaba demasiado aburrido! ¿Por qué demonios tendría relación contigo?

—Ahora no —suspiré agotada, demasiado preocupada por Leo y mi padre.

—¡Ahora no! ¡Siempre es lo mismo contigo! —Milo asintió a las palabras de mi hermana y yo lo miré desconcertada.

—¿Tú también?

—¡No sé qué está pasando! Todo esto es demasiado complicado, y tú no me ayudas a entender nada. Eleonor... —las tres bufamos y Milo entornó la mirada—...Eleonor no me dijo nada al respecto tampoco.

—Solo te pido un poco de tiempo —le aclaré enojada—, no quiero soltar una bomba en frente de Lyra o de Eva.

—¿Por qué?

—¡No es justo! —exclamaron las dos indignadas—. ¡Si sabes algo podemos ayudar! ¡Dinos qué es lo que está sucediendo en este pueblo!

—¡Justamente por eso no quiero decir nada! —me giré y las miré a las dos—. Los conozco y sé que son capaces de investigar e involucrarse en un millón de problemas con los que no quiero ni puedo lidiar ahora. Ayúdame Lyra, por favor —imploré mirando los ojos de mi hermana.

La casa del bosque [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora