Capítulo 36: La luz es la clave

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"El silencio habla fuerte y determina quién eres"

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"El silencio habla fuerte y determina quién eres"

Cuentos de la muerte /R.W.

—¿Estás seguro? —Pregunté pasmada mientras miraba con reprobación casi todo lo que hacía Milo, y digo casi todo porque respirar no se podía considerar como algo malo. Milo sonrió.

—Sí —Los dos estábamos en la casa de Ewan, según el último mensaje él volvería esta noche. Y me estaba esmerando por recibirlo como él merecía —. No se puede resecar el salmón, no lo haremos ahora porque frío es un asco, lo metes en el horno una media hora antes de que él llegue.

—¿Y las ensaladas? —Pregunté preocupada, no quería olvidar nada de lo que él decía.

—Solo es un poco de lechuga, Luna, vas a sobrevivir.

—Sí —Lo miré angustiada—. ¿Repasamos una última vez?

—Los aros de cebolla están listos, solo debes hacer una cama en la budinera con ellos, luego van los filetes de salmón, tomate Cherry, un poco de queso, romero y directo al horno.

—Bien, lo tengo.

—Y como tú no comes salmón, preparé unas hamburguesas de lentejas —Asentí—, te van a encantar. Procura que... ¡Mierda!

—¿Qué? —Repliqué asustada.

—Se me olvidó el aceite de oliva...

—En el pasillo está la despensa, seguro que ahí hay —Él asintió y salió de la cocina. Miré la hora y casi faltaban dos horas para que Ewan volviera. Milo y yo acordamos que él se quedaría en mi casa mientras yo solucionaba las cosas en mi relación, tampoco quería bajar la guardia con la seguridad de mi familia, además mis hermanos se sentían más seguros con él en casa. Lavé todos los utensilios que ensuciamos y luego, fui al comedor para decorar la mesa—. ¿Encontraste el aceite? —Pregunté después de un rato. Milo apareció por el pasillo confundido—- ¿Qué pasa?

—¿No escuchas ese ruido? —Entorné la mirada y agudicé mi sentido de la audición, pero no sabía a qué específicamente se refería.

—¿Qué debería oír?

—No sé, es un ruido extraño... viene de esa puerta —Apuntó en dirección a la puerta del sótano. Me acerqué y apoyé la oreja en la puerta, pero no escuché nada.

—Tal vez algo se accionó. Ewan mete ahí todo lo que no funciona, es un sótano. —Un ruido seco me hizo girar de golpe. Milo acababa de chocar de manera estrepitosa con la otra pared del pasillo. No entendí su reacción hasta que recordé la noche en la que nos quedamos encerrados en la biblioteca. Debido a su trauma, le temía a los sótanos—. No pasa nada —Sus ojos estaban fijos en la puerta. Di un paso hacia él—, no pasa nada. Está cerrada, la puerta tiene llave —Giré el pomo y traté de abrirla, pero ésta, como ya le había explicado, tenía llave—. Ewan siempre deja esta puerta cerrada —Esbocé una sonrisa—. Hay un desastre, pero es demasiado perezoso para sacar la basura. Solo son muebles viejos, ropa que ya no utiliza y artefactos que ya no sirven —Milo tragó en seco, se quitó el sudor de la frente con el dorso de la mano y sonrió.

La casa del bosque [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora