Capítulo 2

519 38 142
                                    

Cuando Annie despertó inmediatamente sintió aquel aroma dulce llenar el ambiente. 

Le toma algunos segundos lograr abrir sus ojos y razonar lo que sucedía a su alrededor.

Se sentó en el extremo de la cama y miró la hora en su celular, había tiempo.

Peinó vagamente su cabello con sus dedos y tomó su broche antes de atar su cabello como de costumbre, casi en piloto automático.

—Buenos días —dice, algo sorprendida al ver a Armin preparando algo para desayunar.

—Buenos días —él le sonríe.

—No me despertaste.

—Iba a hacerlo cuando terminara con esto, desperté muy temprano así que no quise levantarte conmigo —explica, con simpleza.

Esa era otra cosa, Annie no tenía idea de qué tanto dormía Armin, él siempre despertaba antes que ella incluso cuando ella tenía que madrugar o cuando tenían el mismo horario.

—Despiértame la próxima vez, ya estoy medio instalada en tu casa, podrías dejar que alguna vez sea yo quien haga algo de desayunar en compensación.

—No es una molestia, no tienes que preocuparte por eso —él ríe, dulcemente—. ¿Quieres pancakes? —ofrece y ella no puede evitar aceptarlos, él sabía cuánto amaba las cosas dulces.

—Ya nos volvimos un viejo matrimonio, ¿huh? —alza una ceja.

—¿Con quién pensaste que estabas saliendo? —pregunta, divertido. Él siempre había sido tan atento, tan ideal.

—Gracias —sonríe y él se acerca para dejar un beso en sus labios, antes de que ella lo detenga con su dedo—. No me he lavado los dientes aún.

—Como si nunca te hubiese besado ni bien despertamos —la besa de todas formas, corto pero dulce, dejándole una sonrisita a la rubia—. Eres muy linda —ella se sonrosa un poco.

—Tonto —reclama y él sonríe, acomodando un mechón de cabello de esta.

—¿Quieres café?

—Despertar en la mañana con todo el ambiente lleno del aroma de pancakes y café es lo mejor que podría pasarme.

—Lo sé, nada le gana al aroma del café —ella se sienta frente a la mesa.

—¿No te gusta el café pero sí su aroma? —pregunta, incrédula.

—Nadie dijo que no me gustara el café —le entrega su taza y ella besa su mejilla con dulzura, a modo de agradecimiento.

—Siempre bebes té.

—Sí, yo no bebo café —responde, con naturalidad.

—¿Te gusta pero no lo bebes?

—Exacto.

—Toma un sorbo —le ofrece su taza.

—No —niega de inmediato, divertido.

—¿Te activa demasiado? —había gente a la que el café los despertaba más de lo que debería o podría ser sano.

—¿Por qué no lo averiguas? Intenta dármelo mientras duermo a ver si muero.

—Como si te viera dormir —pone los ojos en blanco, antes de beber de su taza.

Él simplemente ríe mientras comienza a guardar los ingredientes que había usado para preparar todo.

Annie a menudo se preguntaba qué era esa forma de hablar de Armin, él era tan tonto en eso, siempre eligiendo saltearse preguntas cotidianas como si hubiese algo tras eso y bromeando al respecto.

Cinco Secretos | Aruani - JeanmarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora