Mientras Mikasa, Armin y Annie estaban en un taxi volviendo del hospital, la azabache consideraba que Armin estaba algo diferente.
Parecía centrado en algo más, quizá lo de Annie era incluso más importante para él de lo que creía. Quizá era algo que necesitaba tras estar tan encerrado en sí mismo últimamente. Era bueno que recordara y sintiera todo lo demás, toda la vida a su alrededor.
Aún hay que ser muy cuidadosos, pero parecía que al menos había una pequeña señal de alguna cosa que puede ayudarle a dar un paso en la dirección correcta, y ella realmente esperaba que fuese así.
Annie no estaba hablando, como, en lo absoluto. Ahora se veía afectada y cansada, sin embargo no soltaba el brazo de su novio.
Tras un tiempo subidos en el vehículo, esta se acercó al oído del Arlert y le dijo algo que no alcanzó a oír.
Él le asintió y luego se giró hacia ella.
—¿Me das un pase de dos horas? —consulta, a lo que ella frunce el ceño.
—¿Un pase? —pregunta, confundida.
—Dos horas con Annie. Te enviaré mensajes cada diez minutos, te enviaré mi ubicación en tiempo real, iré directo contigo una vez pase ese tiempo. Cualquier cosa que necesites —Y si él lo pedía, y si hacía todo esto, era necesario.
Mikasa piensa un momento y se siente demasiado abrumada. Simplemente quería poder hacer que cuiden de Armin y ya, quería asegurarse de que estuviera bien.
De todos modos..., no había algo que realmente pudiera salir mal bajo estas condiciones y se veía realmente necesario, negárselo solo le haría peor y este ya no puede recibir más de eso.
—Muy bien —dice, tras tomar una profunda respiración—. Solo quédate con ella, y cuídate, ¿sí? —pide.
—Por supuesto.
Así, Mikasa dio indicaciones diferentes al taxista, pagó su parte y se bajó antes que ellos, no sin antes darle un largo beso en la mejilla a su mejor amigo, además de un abrazo.
—¿Ahora a dónde? —consulta el conductor.
Armin mira a Annie, en busca de que reafirme, por si había cambiado de opinión.
—A la playa más cercana —dice ella, aunque su voz aún sonaba deplorable.
Necesitaba respirar, necesitaba un lugar cálido y lindo, necesitaba algo de luz en toda esta pesadilla.
Ir al mar con Armin era..., era un consuelo y un alivio.
Estar solos, oír tan solo el sonido de las olas y de las aves, sentir la arena y el agua en su pies, ver sus ojos celestes brillar mil veces más con el reflejo del cielo y del mar.
Odiaba los hospitales. Odiaba el color blanco inmaculado, las luces frías, el lugar lleno de tragedia y sin vida. La gente herida y enferma, el tono de voz de los médicos al dar malas noticias.
Odiaba sentarse en esa camilla, entre esas cuatro paredes.
Se sentía bien sentarse en la arena, entre los sonidos naturales, ante la mirada de quien ama, acompañada por su voz.
—¿Quieres tener hijos algún día? —Y, finalmente, ella susurra la pregunta del millón. Ya no era como mencionarlo casualmente o lo que fuera, era una conversación formal y totalmente seria... Y muy dura.
Armin suspira mientras deja caer arena suavemente entre sus dedos.
—Si soy honesto, también es una pregunta difícil para mí —admite, viéndola—. Me gustaría que fuese fácil, pero todo en la vida se complica —Acaricia suavemente su mejilla.
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Cinco Secretos | Aruani - Jeanmarco
FanfictionCada uno de ellos cuatro tiene ocultos cinco secretos que no quieren que nadie sepa. ¿Confiarías en alguien lo suficiente como para contarle las cinco cosas más duras que has vivido y te siguen día a día? [Los fanarts utilizados en este libro no me...