A su cuerpo lo recorría un dolor familiar por todos sus músculos.
Entrenar había sido la mayor parte de su infancia, además de estudiar, era casi una parte de sí misma.
Es por esto que ella no pudo diferenciar si no había notado la presencia del Arlert al entrar porque estaba muy exhorta en sus golpes o porque este último era espeluznantemente sigiloso.
—Me asustaste —ella admite.
—Yo solo entré, amor —obvía, riendo un poco. Tenía un aura demasiado tranquila como para ese fuego que ardía dentro de la chica.
—Pues no te oí —pone los ojos en blanco—. Un aviso para la próxima, por favor.
—No habrías atendido el celular. Era mejor solo entrar y saludarte.
—¿Querías hablarme de algo? —pregunta, curiosa.
—No, solo pensé que necesitaba hacer ejercicio y creí que podrías ayudarme, mis rutinas honestamente ya son exageradamente aburridas, necesito hacer otra cosa donde pueda moverme más. Si no estás muy cansada cuando acabes, ¿me darías una mano?
—Puedo hacerlo ahora, realmente solo estaba pasando el rato. No tengo problema —le sonríe, levemente.
—¿Sí? Entonces, enséñame defensa personal —pide, confundiendo a su novia.
—¿Defensa personal? —frunce el ceño—. ¿Por qué quieres aprender?
—No lo sé, tú sabes hacerlo, yo necesito nuevas formas de hacer ejercicio. ¿Por qué no? —se encoje de hombros.
—No me parecía que podría interesarte.
—Soy una caja de sorpresas —bromea—. Pero si vas a ser mi maestra deberías saber que soy realmente tosco para las nuevas actividades físicas. Cuando me veas fracasar patéticamente muchas veces podrás sentir compasión por mí.
—Siempre tienes que destacar tus fallas, ¿cierto? —se cruza de brazos.
—Es algo necesario —dramatiza—. ¿Qué dices, me ayudas?
—Quiero, pero quizás sea mejor que consigas un entrenador real, yo no sé cómo enseñarte bien.
—Me has hablado de la técnica en papel, explicas bien, puedo entenderlo.
—Para defensa personal también debes practicar con otra persona.
—Obviamente...
—No vas a practicar conmigo —determina.
—¿Es eso porque no quieres ir a la ofensiva contra mí? Si es porque no sabes contenerte y necesito la ayuda de alguien más para no lastimarme, bien. Si es porque aún crees que me hieres, entonces no lo acepto.
—Tendría que golpearte directamente.
—Sí y tienes mucha fuerza, e incluso si soy más fuerte que tú puedes dejarme en el piso con facilidad. ¿Sabes contenerte con un novato?
—Sí, pero no puedo golpearte.
—Es un entrenamiento, has hecho esto con miles de otras personas y no por eso las estás violentando, es un deporte.
—Un deporte violento.
—Que quiero aprender. Vamos, no vas a lastimarme de verdad, ya lo hablamos, no eres así y lo sabes.
Ella suspira y mira sus manos, antes de que su novio las tome entre las suyas.
—No me trates diferente de los demás, no tengas miedo. No tienes la intención de lastimarme —besa sus manos.
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Cinco Secretos | Aruani - Jeanmarco
FanfictionCada uno de ellos cuatro tiene ocultos cinco secretos que no quieren que nadie sepa. ¿Confiarías en alguien lo suficiente como para contarle las cinco cosas más duras que has vivido y te siguen día a día? [Los fanarts utilizados en este libro no me...