Capítulo 7

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Esa tarde Annie y Armin estaban caminando por la ciudad sin ningún tipo de propósito aparente. 

Habían salido a recorrer por ninguna razón en especial, quizá solo para tomar algo de sol y aire fresco mientras movían un poco el cuerpo.

Iban tomados de la mano mientras él bebía un batido y ella un descafeinado con leche.

Estaban hablando de cosas bastante al azar realmente, era notorio en ellos que ya estaban acostumbrados el uno al otro, en el buen sentido claro está.

—Espera, si tu abuelo tiene alzhéimer, eso significa que no podría hacerse cargo de ti —concluye ella.

—Sí, al menos le diagnosticaron cuando yo ya era mayor de edad, sino me hubiesen enviado al sistema de acogida.

—¿Quién lo cuida?

—Está en una residencia para gente con alzhéimer, si tengo la oportunidad de ir a Inglaterra voy a verlo pero tiene pocos días lúcidos —se encoge de hombros—. Suele confundirme con mi papá cuando era joven o con un viejo amigo suyo.

—¿Y quién es tu apoderado legal?

—Eren.

—¿Eren? —ella lo mira, abriendo sus ojos.

—Eren —reafirma, dando un sorbo a su batido.

—¿Por qué elegirías a Eren?

—¿Por qué te verías preocupada al respecto? Casi no le conoces.

—No pero, ¿no es Mikasa más...? Ya sabes —intenta decir.

—Eren es muy responsable, puede pensar con la cabeza fría cuando se lo necesita, estudia leyes, sabe de medicina y es de las personas que mejor me conocen en el mundo. Mikasa es más emocionalmente inmadura cuando se refiere a la gente que quiere, si me pasara algo, no sé si pudiese tomar una decisión difícil.

—¿Y Eren sí?

—No al principio, como cualquiera, daría todo pero si no hubiese de otra, haría lo que fuera necesario. Para todo lo demás, realmente confío en que sabría qué hacer.

—Supongo que debo de confiar en que sabes escoger. No es como que realmente tenga un gran repertorio de cosas en las que te has equivocado donde pueda ver.

—Algún día vas a tener que abandonar esa idea de que soy perfecto, no es muy rea...

—Armin —ella lo corta, en tono serio.

—¿Qué?

—Cuando te diga, empieza a correr hacia tu derecha.

—¿Discúlpame? —la mira, desentendido.

—¿Ves al chico junto al puesto de helados, el alto con cabello oscuro?

Armin mira disimuladamente hacia donde ella indica y divisa al tipo que señaló.

Bueno, no era difícil de identificar, era realmente alto aunque su rostro, su mirada y su lenguaje corporal le ofrecen una historia completamente diferente de lo que esperaría en una primera instancia.

El cuerpo del rubio estaba relajado, su expresión facial era de lo más natural y seguramente no podrías decir que miraba a alguien en particular, a no ser que lo veas a los ojos puesto que él tenía una rara presencia que le permitía disimular lo concentrado que estaba realmente.

Se veía natural pero su mirada era intensa y penetrante, analizando a fondo todo la información visual que su cerebro podría captar en tal situación, almacenándola y recopilándola en su mente, sin que la otra persona siquiera note que tenía sus ojos en él.

Cinco Secretos | Aruani - JeanmarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora