Si lo hubiera dicho

12

—Mamá, llegamos.

—Si, lo escuche—Gritó Nash desde las escaleras.

—Cariño—Hange sentó a Annie en el sofá, para luego abrazar con fuerza a Nash.

—También te extrañe, Hange—Nash hizo una pausa—Pero sólo se fueron cuarenta minutos, no hagas un escándalo.

—Pero—Hange hizo un puchero y volvió a hablar—Te extrañe demasiadoooo.

—Lamento molestar su reencuentro amoroso—Llamó su atención Annie—Hange, llévame a mi habitación, quiero cambiarme de ropa.

—Nash, mi niña no puede caminar—Dijo Hange con un fingido llanto—Cúando vea a esa muchacha nuevamente le dare una lección, para ver si así aprende a contenerse un poco.

Hange soltó a Nash de su abrazó, y fue al sofá a recoger a Annie para llevarla cuidadosamente a su habitación. Subieron las escaleras de forma lenta.

—Si le dices, entraré a su habitación y las mojare con agua fría, cuando estén haciéndolo.

—Tomaré ese riesgo.

—No vale, tú puedes dejar a Nash sin caminar, pero ¿a mi nadie? Es injusto—Terminó por decir, Annie.

—No si trato de impedir que te deje sin caminar para que no faltes a la escuela, ¿no crees?

—¡Nash!—Gritó Annie desde las escaleras, llamando la atención de la misma y asustando a Hange—Ya no quiero a Hange, ven tú.

—¿¡Qué!?—Gritó exasperada, Hange—¿Por qué me dices eso? Tú sabes que sólo quiero lo mejor para ti, retractate en este momento.

—No lo haré, déjame en mi cama y vete, quiero esperar a Nash.

—Pero...

—Sin peros, vete.—Interrumpió Annie.

—Todo por esa mocosa, cuando la vea ya va a ver—Hange trató de idear un plan para deshacerse de Mikasa, pero noto que eso haría sufrir a Annie y quizá luego se arrepentiria de ello—Nunca me arrepentiré.

—Espero que no hagas nada, si me entero que hiciste algo, no te hablaré por el resto de lo que me queda de vida.

—Annie...—Hange mostraba tristeza en su rostro.

—Ya hablé, ahora vete.

Hange dejó a Annie sobre su cama con cuidado, acto seguido se dirigió a la puerta, aunque no quería irse, debía respetar la privacidad de su hija. Se giró antes de salir para observar algún rastro de arrepentimiento en el rostro de Annie, pero ella seguía con el seño fruncido y mirándola con odio.

Salió con algo de dolor en su pecho y fue a la cocina, dónde estaba Nash.

—Nash—Hange la abrazo—Quiero que me mimes un rato.

—Lo siento, Hange, pero alguien tiene que ayudar a Annie, si no hubieras dicho nada al respecto, estarías con ella aún.

—Tengo razón en lo que digo, no puede caminar por culpa de Mikasa, ¿y si la próxima vez la deja incapacitada?—Hange frunció el seño, levantó los brazos y dijo—Sal de mi cabeza satanás, piensa en algo bonito Hange, unicornios, dragones, flores, otoño.

—¡Dios!, ¿que haré contigo? Hange termina tú cena mientras habló con Annie y después veremos una película las tres, ¿te parece?

—Esta bien, Nash, ¿Qué habría pasado si no te hubiera conocido ese día?—Dijo Hange mientras le daba un pequeño beso en la mejilla—Annie no estaría con nosotras, y yo habría asesinado a Mikasa y tal vez estaría en la cárcel, claro, si es que lograban encontrar el cuerpo.

—Pero no sucedió, tú y yo estamos juntas, Annie está a salvo y Mikasa se ve algo interesada en nuestra niña—Nash hizo una pausa—Así que cálmate, dale una oportunidad, si no funciona, alejaremos a Annie de ella.

Nash le dio un beso en los labios a su esposa, y se separó del abrazo que las mantenía juntas, Hange entendió que iría con Annie, y vio a Nash marcharse.

Hange sabía que Nash tenía razón, pero en el fondo, muy en el fondo, sus instintos y su alfa interior le decía que mantuviera lejos a Annie de Mikasa.

Suspiró con frustración, y fue a terminar la cena que Nash dejó cuando fue a ver a Annie. Trató de ignorar el dolor en su pecho, y trataría que todo fuera bien esta vez.

—Ojalá no le pase nada malo—Hange junto sus palmas y dijo—Te ruego cuides a mi Hija, Dios, protege a Annie y dale fuerzas para lo que venga.

XiaoLuaYue.