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—Quiero hacerte una pregunta—La enfermera se dirigió a Mikasa, ella asintió en señal de escucharla—¿Que aroma tiene Annie?

—Pues...—Mikasa acercó su nariz al cuello de su acompañante—Chocolate y fresas, ¿por qué?

—¿Le tomas atención a biología?—Mikasa desvío su mirada—Te lo diré, Annie y Tú al parecer son destinadas

—¿Qué?—Mikasa quedó en shock.

—Bueno, eso, al parecer, ella lo notó y tú no, pero de alguna manera no quiere aceptarlo.

Silencio.

—Lo que ella está pasando ahora, es algo parecido a un rechazo de destinados, también se puede interpretar como un abandono de almas gemelas.

—Nunca la he visto antes—Al momento de decir eso, Annie sollozo aún más fuerte.

—Veo todo lo contrario, su omega está lastimado por eso, y ella no quiere que te vayas por temor a perderte—La enferma le explicó.

—¿Cómo se arregla esto?

—Existen tres formas—La enfermera, levantó tres dedos de su mano izquierda—La primera, y menos recomendada, es la del rechazo, aunque puede causar la muerte; La segunda es que la marques y estés con ella en esos momentos; Y la tercera y última, que vivan juntas al menos unos meses o años, eso depende del tipo de daño que fue causado—La enfermera fue bajando sus dedos al decirle las opciones a Mikasa.

Ella por su parte estaba sorprendida.

—¿Que debería hacer?

—Ya te dije, vivan juntas, es la mejor opción, no creo que quieras marcarla ¿verdad?

—¿Qué? No es eso.

—Al parecer te importa, pero no creo que sea bueno marcarla, menos si ella no está de acuerdo.

—Bueno, será eso lo que haré.

—Una cosa más—La enfermera volvió a llamar su atención—No puedes salir de donde vayan a estar, puede intentar acabar con su vida porque la dejaste.

—¿Y nuestros estudios?

—Les haré una licencia para faltar, pero no les salva de hacer tarea, se las enviaran por correo—La enfermera empezó a escribir sobre una libreta los datos de ambas estudiantes.

—Gracias por su ayuda—Mikasa recibió dos papeles. Eran las licencias para faltar a clase.

[...]

Mikasa salió de la universidad con Annie aún colgando sobre ella.

Camino un par de cuadras hasta llegar a su departamento y abrió la puerta.

—Annie, este es mi hogar—Le dijo en un tono suave.

—Me gusta, tiene tú aroma.

—¿Quieres que cocine para ti?

—Si, tengo hambre—Annie hizo un leve puchero.

Mikasa camino hacia la cocina, pero Annie se negaba a separarse de ella.

—Dejame preparar el almuerzo, y luego me puedes abrazar nuevamente

—¿No te vas a ir?

—No, te lo prometo.

Annie bajo cuidadosamente de Mikasa, y se sentó sobre una de las sillas cerca de la cocina.

—Si quieres puedes darte un baño, y usar una de mis prendas de ropa, debo tener alguna que sea de tu talla.

Al momento que escucho eso, se levanto de su sitio y subió las escaleras de aquel hogar, como si fuera suyo.

Entró al cuarto de Mikasa, y busco de su ropa para luego entrar al baño.

Mikasa había terminado de cocinar, y quería darse un baño también.

Al entrar al baño, quedó petrificada.

Annie tenía puesta su ropa interior, en su cama, con su almohada entre sus hermosos y pálidos muslos.

Mikasa mentiría si dijiera que no le exitaba aquella imagen, pero no quería dañar a Annie, y menos que despertará.

Entró sigilosamente al baño para arreglar su problemita.

[...]

Al salir del baño, Annie había despertado, su problema había durado demasiado, ya que Annie esparcía sus feromonas por toda la habitación, y se estaba volviendo loca, completamente loca por ella.

—¿Ya está la comida?—Preguntó Annie frotándose los ojos.

—¿Eh? Sí, ya está, ¿por qué no te pones esto antes de bajar?—Mikasa le entrego una de sus camisetas favoritas. Uno de sus sueños era ver a su omega usando su ropa, y si que le gustó decir 'Su omega'.

Annie obedeció y se puso la la camisa, y estuvo el resto del día solo en esa camisa.

—Es hora de dormir, Annie—Dijo Mikasa para levantarse y llevar a Annie hacia una habitación—Aquí dormirás.

—No, yo duermo contigo.

—Pero no puedes, ¿y si me paso y te hago algo malo? No quiero hacerte daño.

—Si eso sucede, créeme que ni me importaría, bebé—Le dijo coqueta, Annie.

—¿Sabes?, no me la pones fácil.

—Yo sé que no llegarás tan lejos, creo en ti, Mikasa.

—Luego no que quejes.

Ambas caminaron a la habitación de Mikasa, ella estaba demasiado nerviosa, era la primera vez que dormía con alguien, y no sabía que hacer, no quería arruinarlo.

Al entrar a la habitación, ambas se acostaron al lado e la otra, Annie no soporto estar lejos de Mikasa y se junto a ella para abrazarla, y al poco tiempo, quedar profundamente dormida.

Mientras Mikasa seguía despierta, contemplando a su compañera, no podía dejar de ver su bello rostro, ni esos rosados y carnosos labios. Se acercó un poco y le dio un suave beso, pero, se separó de ella casi de inmediato, al sentir que Annie se movió y se acercó más a su cuerpo.

Definitivamente, era el mejor día de su vida, y no lo iba a olvidar nunca.

XiaoLuaYue.

Si lo hubiera dichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora