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—Han pasado tres días y no quiere ir a casa ni a descansar durante una hora, ¿que puedo hacer para que vaya?—Hablo la rubia mientras caminaba de un lado a otro.

—Annie, ven—Dijo la Ackerman.

—Ahora no, Mikasa—Carraspeo Annie.

—Ven, no haré nada obsceno, créeme—Annie estaba molesta, pero más que ello, estaba preocupada; Mikasa estaba consciente de ello, después de todo a ambas les preocupaba que Nash no haya descansado ni comido desde que Hange fue internada, y lo que más le estresa es que ella aún no despierta.

Annie se acercó con cuidado a Mikasa, a cada paso ella la miraba como si se le fuera a tirar encima o pretendiera algo macabro, lo que le pareció gracioso, hasta tierno a Mikasa. Cuándo Annie estaba más cerca de ella la jalo y la abrazo, dejándola sentada en sus piernas.

—Annie, sé que estas preocupada por ellas, no es por nada, te cuidaron todo el tiempo y siempre han estado pata ti, pero tú tampoco puedes caer en esa preocupación sin final, déjame hablar con ella—Mikasa le dio un beso en los labios y la sentó suavemente en otro asiento; le dedico una leve sonrisa y habló—Le diré que vaya a descansar a casa aunque sea tres horas.

—Gracias—Murmuró la rubia aún preocupada, pero más tranquila al saber que su pareja la ayudaría.

Mikasa le dio un último beso en la frente y fue en busca de Nash.

[...]

Nash mentiría si dijera que no tenía hambre o sueño, esta muy cansada, y aunque Annie le dice que debe ir a descansar no puede hacerlo; su instinto le die que debe estar cerca de Hange hasta que despierte. Nash quiere creer que despertará pronto, ya que habían pasado solo tres días y no había mejora.

Tomo la fría mano de Hange, no sabía si era su temperatura actual o era por el aire acondicionado, no quería preguntar por ello tampoco, le daba miedo que esa temperatura fuera de Hange, prefirió quedar con la duda.

—Hange, despierta—Murmuró en un tono bajo, apretando su mano ligeramente; soltó un suspiro derrotada al ver que ni su voz la hacía reaccionar—Iré a casa a descansar, por favor...despierta lo antes posible.

Soltó la mano de Hange, no sin antes darle un pequeño beso; La miró atentamente, parecía que dormía, pero no era así.

Camino en sentido contrario al que se encontraba la camilla, pero al momento de separarse de esta, sus piernas fallaron y se dio un fuerte golpe en la cabeza.

Poco a poco todo se empezó a oscurecer.

[...]

Annie finalmente decidió ir con Mikasa a hablar con Nash.

Ambas abrieron la puerta de la habitación de Hange, y lo último que esperaban encontrar era a Nash rodeada de dos charcos de sangre, uno proveniente de su cabeza y el otro de su entrepierna.

Se asustaron y casi de inmediato llamaron a los doctores, quienes la trasladaron a un quirógrafo.

Pasó una hora y recién pudieron ver a Nash; la dejaron en la misma habitación donde estaba Hange.

El doctor les menciono que estaban fuera de peligros, y que cuando el efecto de la anestesia pasara estaría bien.

Annie no le presto mucha atención a las palabras del doctor, fue de inmediato a ver a Nash. La encontró en una camilla al lado izquierdo de la camilla de Hange, se notaba que había perdido masa muscular, poca, pero era notorio. Se quedo a su lado mirándola.

— ¿Por qué les pasa esto? ¿Quieren que sienta lo que ustedes sintieron cuando estaba en el hospital? ¿Es alguna clase de venganza?—Annie sabía que no era eso, que solo habían sido eventos desafortunados, no pudo resistir más y dejo que sus lágrimas salieran desenfrenadas—E-esto no es igual a ese día—Se refirió a uno de los días en los que ella estuvo en coma casi tres semanas por un intento de suicidio.

Mikasa se acercó a su novia y la abrazo, Annie apoyo su cabeza en el hombro ajeno.

—Annie, nadie quiere que sufras o te sientas mal, no es tu culpa lo que está sucediendo, Hange y Nash lo saben...

—Mikasa, sé que no es mi culpa, pero desde que volviste a mi vida todo a cambiado, hay cosas muy buenas y cosas muy malas, y estoy cansada de ello.

Mikasa la miró con desconcierto.

— ¿Qué tratas de decir?—Esperaba que no fuera lo que estaba pensando.

—Quiero que te vayas, quiero que mi vida vuelva a ser como antes, quiero estar tranquila y no puedo hacerlo si estoy contigo, ni en el pasado ni ahora; te quiero, te amo y se que sin ti me sentiré vacía, pero no nos veamos más.

Mikasa la miró a los ojos, se sentía frustrada, le acaban de romper el corazón, pero como de costumbre, va a respetar la decisión.

— ¿Estas segura? Si quieres que me aleje de ustedes lo haré, te prometí hacer lo que me pidas y lo cumpliré, pero quiero que estas segura de tu decisión.

—Mikasa...por favor, te amo, cuídate—Murmuró.

La pelinegra soltó un suspiro lastimero y beso la frente de la rubia.

—Tu también cuídate, cuida a tu familia; espero que te vaya bien en todo, adiós.

Cuando las puertas de la habitación se cerraron, Annie volteó a verlas, terminando de llorar en silencio.

Su relación había acabado.

Esa fue una de las más grandes e importantes decisiones en su vida, esperaba no arrepentirse de ella, aunque en ese momento ya lo había hecho.

Se limpio las lágrimas y se sentó frente a las camillas de Nash y Hange, esperando que despierten pronto.


XiaoLuaYue.

Si lo hubiera dichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora