—Annie, abre la puerta, necesitas comer algo.
—No, déjame sola.
—Mira, estoy cansada así que te lo diré sin pelos en la lengua, si no abres la puerta, la voy a tirar abajo de una patada, y tendrás que dormir donde yo te vea.
—No me importa, has lo que quieras.
—Tú lo pediste, niña.
De una patada, Hange hizo que la puerta cayera, al entrar, vio a Annie acostada en su cama, cubierta completamente con una sabana.
—Annie, no puedes estar encerrada, llevas dos días aquí, te hará daño.
—Quería salir, pero cada vez que me levanto de la cama, no puedo evitar ver las horrorosas marcas que tengo, y me acuerdo de todo, de lo que paso ahora y lo que paso hace años—Annie tenía su mirada gacha—No puedo evitar querer hacerme daño o acabar con...
—No lo digas—Habló Hange con autoridad—Annie, no importa eso, hay personas que te aman y se preocupan por ti, que quieren que estés bien.
—¿¡Quién!?—Gritó Annie—Nadie me ama, ni mis padres me quisieron—Annie derramó saladas lágrimas.
—Me duele que no creas que nadie te quiere, quizás tus padres no, pero, ¿que hay de mí?—Hange sentía dolor en su pecho—Siempre piensas que te cuido por el dinero que tienes, pero te equivocas si crees eso, no te has preguntado ¿por qué no tenemos hijos?
—Me dijiste que era porque Nash, no quería hijos aún.
—Lo dije para no hacerte sentir culpable, se que si sabias que era porque queríamos sacarte de este problema, queríamos ayudarte a ser feliz antes de tener hijos, pero no sabes las ganas que tiene Nash de tener un bebé.
—¿Por qué no tienen hijos y ya? ¿Por qué esperan por mí si no soy nadie?
—Te equivocas, para nosotras eres nuestra hija, aunque no sea biológicamente, cada vez que tenías una recaída o te las tu amas a propósito, Nash nunca se despegaba de ti—Hange derramó un par de lágrimas al recordar esos duros momentos—Yo al enterarme de eso salía corriendo del trabajo para venir a verte, y sólo veía como Nash lloraba por ti, y yo no, porque si se derrumba ¿Quién iba a salir a buscar lo que se necesita?
—Nunca lo pensé así—Annie se sentía culpable—Pensé que era por lástima.
—No, no es por eso, pero ya que lo pensaste—Hange puso su mano en su pecho, justo en su corazón, y agarro su camisa—Me hieres.
—Hange, no te vayas, no era mi intención...—Hange se había ido de la habitación—Diablos, ¿por qué esto me pasa a mi?
[...]
Después de aquella charla, Annie decidió salir un rato para ver que podía hacer a demás de tratar de disculparse con Hange. Lo cuál, fue un fracaso varias veces.
Así pasó el resto del día, y había llegado la noche. Nash llegaba en unas horas y no quería preocuparla después de lo que Hange le contó.
—¡Llegué a casa!—Exclamó feliz Nash desde la entrada.
—Ya escuchamos.
—Annie, saliste de tu cuarto, que bien—Nash la abrazó, pero al momento que se dio cuenta de lo que estaba haciendo, la soltó—Lo siento, es que...
—No importa—Dijo Annie, para abrazarla—Siento ser muy fría, hiriente y distante, siento hacerles daño y hacerme daño, perdóname Nash.
—Hange la chismosa, ¿te lo dijo?
—En parte, pero, la cagué en grande.
—¿Qué sucedió?—Dijo despegandose del abrazó.
—Le dije que todo lo que hacía era por lástima, pero me equivoque, y ahora me esta ignorando.
—Se le pasará en un tiempo más, ya verás—Le ánimo Nash—Vamos a comer.
—Antes de ir, quería preguntarte algo—Annie cambio drásticamente su tono de voz a uno más serio.
—De acuerdo, ¿Qué pasó?
—Estuve pensando mucho, y quería saber si ¿Te puedo llamar como mí...—Diablos, que difícil que se hacía decir mamá—Mi mamá?
Pasaron tres segundos y Nash de desmayó.
Annie se alteró y gritó.
—¡Hange, Nash se desmayó!
Y como alma llevada por el diablo, Hange llegó.
—¿Que le ocurrió? ¿Le dijiste algo raro?
—Bueno, que yo sepa no era malo.
—¿Que le dijiste?
—Le pregunté si eras buena haciéndolo—Desvergozadamente Annie habló.
—¡Tú! ¡Niña desvergonzada!
—Jaja, no es cierto.
—Ahora si te la ganaste.
Annie al escuchar eso se puso a correr, ni loca se quedaba a recibir el madrazo que Hange de seguro le dará.
—Era broma, Hange.
—No me importa, con eso no se juega, niña tonta.
—Lo siento, Hange, pero esta niña, no es tan niña, al igual que Nash y tú, yo he estado duro contra el muro y macizo contra el piso.
—Ya verás cuando te agarre, sabes que para mí aún eres una bebé—Hange hizo un puchero.
—Pues este bebé, tiene la mente muy corrompida, con todos esos ruidos raros en las noches.
—¡Annie Zoe! Ya vas a...—Se detuvo al escuchar lo que dijo, ya que Annie había parado en seco—No quise decir eso...
—No importa, eso era lo que quería decirles—Annie sonrió, Hange estaba confundida—Quería preguntarte si te podía decir mamá o papá...
No terminó de decirlo, pues Hange cayó al suelo.
También se había desmayado, quizá de la sorpresa.
—Y después dicen que los alfas son más fuertes, que ridiculez, hasta Nash terminó de escucharme
XiaoLuaYue.
ESTÁS LEYENDO
Si lo hubiera dicho
FanfictionAnnie va tarde a su ultimo dia en la secundaria, odiaba llegar tarde a un lugar, más si era algo así de importante y por cosa del destino se tropezó con la persona que pensó no se encontraría mas en su vida o por lo menos no tan pronto.