Vayas a donde vayas,
Una parte de mi siempre irá contigo.Un mes después
Maia se despertó mitad de la noche por el sonido de su celular, la estaba llamando Amelia.
Llamada
A:ey, lo siento por llamar a esta hora, es que Betty lleva todo el día desaparecida y tal vez tú la viste.
— No, lo siento,no la he visto desde ayer. Si necesitas llorar, tanto tú cómo Owen son bienvenidos aquí.
A:¿puedes venir? Quiero un abrazo y aunque tengo a Owen aquí, necesito una amiga; te necesito a tí.
— En 15 minutos estoy ahí.
A: gracias.
Fin de la llamada.
— Gracias por venir -agradece Amelia cuando Maia entro a su casa-
— No es nada -responde- tienes miedo y es normal, te da miedo no volver a verla.
— Ahora entiendo lo que sentía mi madre -confiesa Amelia aferrada al pecho de Maia mientras lloraba-
— Sientes la muerte en tu espalda -dice Maia y Amelia asiente- no sabes cuándo tendrás que hacerle un lavado gástrico por las drogas o te llamarán para avisarte que murió de sobredosis; estás asustada.
— ¿Vas a contarme como sabes tanto sobre las drogas y la rehabilitación? -pregunta Amelia sentandose en el sillón, Maia asiente-
— Mi padre es alcohólico -responde Maia sentandose a su lado- mi madre era drogadicta, todas las drogas que has llegado a conocer en tu vida y más, ella las consumía, murió de sobredosis -comienza a explicarle- y yo nací adicta a la heroína, mis primeras horas de vida tuve sindrome de abstinencia neonatal, pero luego cuando mi madre no dejo las drogas y comenzó a amamantarme continúe recibiendo heroína; años después mi madre creyó que era buena idea darle a su hija de siete años oxicodona y metadona -le comenta con toda la tranquilidad y confianza del mundo al saber que Amelia la entendía- así que a los diez u once años tuve que pasar sola, encerrada en una habitación la rehabilitación para ir a la escuela.
— ¿haz vuelto a caer? -pregunta Amelia,Maia asiente-
— Una incontable cantidad de veces,hoy llevo 1,643,58989 días sobria, lo que en pocas palabras serían cuatro años y seis meses -responde Maia con una sonrisa-
— Con razón Betty te aprecia tanto -se escucha la voz de Owen- siempre habla maravillas de tí desde que te conoció en el hospital.
— Somos amigas -responde Maia alzando los hombros-
—Flashback—
— ¿Que tal te cae Maia? He visto que hablas mucho con ella en el hospital -pregunta Owen-
— Es asombrosa -responde Betty con una sonrisa- desde que la conocí por primera vez en el hospital sentí que me agradaba, o esa vez que discutí con Amelia y ella la llamo a medianoche, que cuando llegó simplemente me abrazo, me sentí protegida, amada, no lo sé, como cuando tu madre te da un abrazo y sientes ese amor, ese calor maternal que te hace sentir como en casa... -comienza a explicarse- bueno, exactamente eso sentí, por primera vez sentí el amor y calor maternal, sentí como si toda mi vida hubiera esperado ese momento.
— Si, Maia es el lugar seguro del mundo -dice Amelia con una sonrisa tonta al nombrar a Maia- si quieres escapar del mundo vas con ella, si quieres llorar vas con ella, para lo que seas vas con ella y siempre será la mejor decisión -concluye Amelia-