-20-

646 43 36
                                    

Mierda, Caí en el amor.

— Piensa el tiempo que necesites, tengo dos semanas -responde Amelia con una sonrisa-

— Espera ¿Qué? -pregunta confundida Maia- ¿Dos semanas?

— Voy a quedarme dos semanas contigo -responde Amelia de lo más tranquila-

— ¿Crees que debería llamar a la policía? -pregunta confundida, su celular comienza a sonar-

Llamada
Carina, antes de que digas una sola palabra, sí, estoy enojada contigo.

C:lo siento mucho

Al menos podrías haberme avisado.

C: de nuevo, lo siento.

Discúlpate con mi buzón de voz
Fin de la llamada

— Lo siento, te hubiera avisado si respondieras mis llamadas -murmura Amelia con una sonrisa inocente-

— Ya da igual -responde Maia restándole importancia- mira las habitaciones y acomodate en la que más te guste -ordena levantando los platos de la mesa-

No le molestaba que Amelia esté ahí ¿O si? Es decir no podía quejarse, si le hubiera contestado las llamadas o todos los mensajes que le había dejado hubiera sido más fácil procesar el hecho de que Amelia esté en su casa.

Amelia se había acomodado en la habitación que estaba al lado de la de Maia, era extraño estaban cerca pero a la vez estaban muy lejos, se conocían hace mucho pero parecían desconocidas, estaban presentes de la manera más ausente. Maia estaba acostada sumergida en sus pensamientos cuando unos golpecitos en la puerta la sacaron de ellos.

— ¿Maia? -la llamo Amelia-

— Pasa -responde Maia en voz baja- ¿Que necesitas? -pregunta sentandose en su cama-

— La habitación de al lado está muy solitaria -comenta parada en el marco de la puerta- ¿Puedo dormir conmigo? -pregunta tímida, inconscientemente a Maia se le dibujo una sonrisa tierna, parecía una niña pequeña metiéndose al cuarto de sus padres a mitad de la noche por miedo a estar sola-

— Ven aquí antes de que me arrepienta -responde con una sonrisa palmeando un lado de la cama- a veces pienso que en mi vida he tenido tres hijos y de todos ellos, tu eres la menor -comenta con gracia cuando Amelia se acuesta a su lado-

— Te he extrañado -confiesa abrazandose al cuerpo de Maia-

— Duerme o te sacaré al patio -responde Maia-

— Lo siento -susurra Amelia- ¿Me odias? -pregunta luego de unos minutos-

— La puta madre, Amelia -se queja- cállate o vete -pide tapándole la boca-

— Ya, lo siento... -se disculpa Amelia-

Ambas durmiendo abrazadas y Maia se castigo a si misma por ser tan débil emocionalmente, debía ser más fuerte y no perdonarla tan rápido, simplemente durmió a su lado, tan tranquila y segura como la primera vez, la había extrañado, no podía negar eso. A la mañana siguiente decidió preparar el desayuno para ambas, café para ella y té para Amelia.

— Buen día -escucha la voz de Amelia-¿Qué haz preparado? -pregunta-

— Té y tostadas para tí -responde con una sonrisa- café para mí, lógicamente.

— ¿Haz pensado en lo que te he dicho? -pregunta sentandose en la mesa de la cocina-

— ¿No que tenías dos semanas? -pregunta Maia-

— Si, pero tengo dos semanas para que vuelvas a Seattle -especifica Amelia-

— ¿Estás aquí para que vuelva a Seattle? -pregunta divertida-

— Algo así -responde Amelia- ¿Que hay de interesante aquí? -pregunta con una sonrisa-

— No lo sé, no he salido mucho -responde Maia alzando los hombros-

— Cierto, eres la friki adicta a los libros, lógicamente no sales... podríamos salir hoy -propone Amelia-

— Hoy debo hacer las compras así que sí -acepta Maia-

Ambas volvieron a comportarse como las amigas que eran hace meses, se rieron, salieron de compras y habían llegado al acuerdo de que pasarían una semana más en Toronto y luego volvería a trabajar a Seattle.

Amelia le explicó toda la situación con Link, lo que había pasado en el último mes, Deluca y Meredith estaban juntos, Alex se había ido y había abandonado a Jo.

Capitulo corto porqué no tengo inspiración.

𝐄𝐥 𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐚𝐫(𝐭𝐞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora